Opinión

Harry

Reconozco que en el pasado he defendido a Harry. Me caía bien. Quizás porque de chaval era el chico díscolo, protestón, libertario, en la encorsetada y aburridísima (¿en serio?) familia real británica. Incluso su pelo pelirrojo contribuía a esa imagen de “outsider”. Y además su hermano sí que es un aburrimiento idéntico a su padre, aunque con una calvicie más incipiente para su edad.

Por supuesto no voy a comprar el libro de Harry. Su vida me interesa tanto como la de Isabel Preysler u otros personajes parecidos, o sea nada. Me sobra con lo que leo u oigo por casualidad en los medios sin tener que tragarme semejante tocho de quinientas páginas, seguramente infumable.

Pero una cosa es su libro y otra él. Yo creo que él, Harry, está mal de la cabeza. Pero mal en serio. Lo que no quiere decir que su hermano Guillermo o su padre Carlos estén mejor, ni mucho menos. Solo son distintas formas de estar mal, cada uno tiene la suya.

Estar mal de la cabeza resulta muy cómodo si tienes pasta. Harry la tiene. Y más que está consiguiendo con su libro.

Veamos sus revelaciones.

Su hermano le pegó. ¡Vaya!, todos los hermanos mayores le pegan al pequeño alguna vez, no me parece reseñable, la verdad.

Una vez se disfrazó de nazi porque lo convenció su cuñada. ¡Menuda historia! A mi mis cuñadas, perdón ex-cuñadas quise decir, nunca me convencieron de nada que yo sepa. En Afganistán mató a veinticinco tipos. Esto es fantástico, sobre todo que los tenga contados con tal precisión ¿era un tirador de élite o qué? Yo creía que solo era un soldado.

Más, a su familia no le gusta su mujer Megan. ¡Nos ha fastidiado! Yo nunca le gusté a mi exsuegra, y años después de haberme separado de su hija sigo ignorando el porqué.

Otra, su padre, actual rey de Inglaterra, se casó con su amante Camila contra su voluntad, y me refiero a la voluntad de Harry que era un crío entonces. Esto es el colmo. Quizá a Harry viendo su pasado en retrospectiva le hubiera gustado que el imbécil de su padre hubiera sido Dustin Hoffman en “Kramer contra Kramer” haciéndole unas tostadas francesas de desayuno por la mañana antes de mandarlo al cole, y explicándole que estaba enamorado de aquella mujer. Pero esas cosas solo ocurren en una ficción en un apartamento de Manhattan, y no en Balmoral.

Sigamos. En su adolescencia se metió maría, coca, alcohol y muchas pastillas. ¡Pues qué gracia! Como casi todo el mundo. Todos tenemos amigos que se metieron algo peor y por eso algunos ya no están aquí para decirlo. Él lo cuenta como algo excepcional, pero no era excepcional. Solo era una estupidez. Lo excepcional hubiera sido que se hubiera metido crack.

Harry, ya digo, está mal de la cabeza. Ese chico necesita ayuda.

Bueno, les dejo, es la hora de comer. Me voy a hacer unos “fish and chips”.

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