Opinión

El tema no me interesa

El tema Rubiales ya cansaba, y a costa de su saturación mediática nos hemos aburrido de él, pero no deberíamos olvidarlo ni cansarnos. Al contrario, debería estimularnos más. 

Rubiales no fue ni es importante, solo fue un personaje de cuarta que, eso sí, cobraba un sueldo de primera al que pocos podríamos llegar a menos que nos dedicáramos al narco, la trata de blancas, el tráfico de órganos, la evasión de impuestos a paraísos fiscales u otras actividades de ese tipo igualmente lucrativas. Rubiales, ese macho alfalfa como bien lo llamó David Torres en un artículo una vez, no era ni es un tema importante. Pero el machismo sí.

Este es el cuarto artículo que escribo sobre este tema que ya es viejuno, un tema que no me interesa en absoluto la verdad. Es decir y lo aclaro, Rubiales no me interesa pero sí que me interesa el machismo. Yo preferiría escribir sobre literatura o sobre cine, pero es que las peores novelas pulp y las películas más deleznables de serie B que se puedan imaginar, me las ponen encima de la mesa todos los días. Me las ponen a mí y se las ponen a ustedes. Y en esto estamos así que ¿qué le vamos a hacer?

“El tema no me interesa” es una famosa y probablemente apócrifa frase que Jorge Luis Borges le soltó una vez por teléfono a un periodista para rechazar una entrevista que aquel pretendía hacerle. Borges le preguntó al periodista de qué iba a tratar la entrevista, cuál era el tema. A lo que el otro contestó: “El tema es usted, Borges”. Y el escritor argentino zanjó la conversación diciendo: “Ah, no, entonces no. Es por el tema ¿sabe? El tema... no me interesa”. Y colgó.

El señor Rubiales, no sé si llamarlo señor está bien y creo que no, es como aquellos conservadores británicos decimonónicos del XIX que se indignaban en sus fiestas sociales charlando con sus amigos varones con una copa en la mano porque en la calle las sufragistas reclamaban el derecho al voto de las mujeres. ¡Habráse visto! ¿A dónde vamos a llegar, my God? El Imperio se derrumba. Jeeves, ponme otro gintonic.

De hecho creo que Rubiales daría un buen secundario vestido de smoking en una serie tipo “Arriba y abajo” o “Downton Abbey” si no fuera por su forma desafiante y obscena de sacudirse los huevos en público.

Pero el caso Rubiales ha sacado a la luz otros. Como el de aquel delegado de la Federación Española de Balonmano, vigués por cierto, que les soltó a unas árbitras estas perlas: “Estáis casadas y eso se nota en vuestro arbitraje, mejor que os preñen vuestros maridos y dedicáos a otra cosa”; o “tú no puedes tener esa cara de mala hostia en la pista, no te pega, sé sumisa”; o “yo cuando veo un partido me saco la polla, pero con vosotras no he podido”.

¿Alguien necesita saber más?

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