Opinión

Urgencias

La polémica (política) que se ha desatado últimamente a propósito de la estrategia (política) de doña Isabel Díaz Ayuso con respecto a los servicios de urgencias sanitarias de la Comunidad de Madrid da asco y nos avergüenza a todos.

No necesito explicar que doña IDA (política) es una perfecta cateta (política) en casi todo, por mucho que la jaleen y aplaudan sus incombustibles seguidores que por cierto son bastantes, ya saben ustedes que la ignorancia, la estulticia, la estupidez son más abundantes que la inteligencia o la reflexión crítica. Aunque eso no nos consuele a los que intentamos pensar con la cabeza y el corazón, y no con el estómago y la cartera. 

Yo no le he oído a doña IDA (política) jamás ninguna reflexión inteligente (política) ni ninguna idea respetable (política). Y en cambio le he oído cientos de tonterías, “boutades”, insultos y frases absurdas y vacías, por no decir deleznables.

A doña IDA (política) ahora le dimite todo el mundo en bloque en la Sanidad de Madrid, excepto quizás el perrito “Pecas” del que ella fue portavoz (política) un tiempo y que como ya está fallecido el pobre cánido no puede dimitir. Pero yo, que también tengo un perro, estoy seguro de que “Pecas” también dimitiría si pudiera.

Hace unos cuantos años sufrí un accidente que incluyó una bonita fractura craneal con todas las de la ley. Por suerte para mí una ambulancia del 061 me recogió y en diez minutos me puso en Urgencias en el Xeral, un hospital en el centro de Vigo entonces. Al año siguiente el Xeral cerró y con eso cerró el último servicio de Urgencias que quedaba en la ciudad. Una ciudad de casi trescientos mil habitantes.

Si yo tuviera ese accidente hoy la ambulancia no me podría haber llevado tan rápido al Xeral, hubieran pasado treinta o cuarenta minutos dependiendo del tráfico hasta ponerme en el Álvaro Cunqueiro, el nuevo hospital, por lo que es bastante probable que yo que perdía sangre a borbotones hubiera muerto en el camino desangrado.

A doña ISA como a aquel tipo que una vez montó un circo y le crecieron los enanos, las cosas empiezan a no salirle bien. Porque sus enanos no son enanos sino hombres y mujeres enteros. Doña ISA quiere abrir docenas de servicios de Urgencias que cerró ella misma en su momento, pero ahora pretende hacerlo sin médicos, sin enfermeros, sin celadores. Vamos, que quiere abrir un escaparate.

Nada que objetar. Un escaparate no está mal. Sirve para mostrar a la gente lo que encontrará dentro de la tienda. Piensen en Zara por ejemplo o en cualquier otra marca de productos conocidos que todos compramos y cuyos escaparates preciosamente iluminados curioseamos y visitamos por las calles. 

El problema llega cuando uno entra en la tienda y no encuentra nada de lo que promete el escaparate. Eso es trágico. Y mentiroso. Y sucio. Un engaño.

Y eso sí que es una urgencia. Una urgencia de verdad.

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