Opinión

Boda y entierro en Internet

Como el sábado tocó otra vez ir de entierro, la familia menos cercana del finado buscó una excusa convincente para cumplir con un mensaje de pésame, evitar el brete y seguir así disfrutando del puente. De todas las explicaciones que se comentaron en el velatorio, porque durante el duelo todo se dice, la mejor resultó la de una sobrina política que no pudo asistir al sepelio porque a la  misma hora se casaba su hermana en Chile. Allí no pierden el tiempo con el papeleo. El lunes se acercó a interesarse por los trámites para contraer matrimonio y el sábado la pareja ya estaba dándose el sí quiero.


La  hermana pudo ver la ceremonia a través de internet y, aunque recibió alguna crítica por la ausencia en el velatorio, la gran mayoría de los presentes celebraron el potencial de las nuevas tecnologías para acercar familias, sobre todo en momentos cruciales en la vida de cualquier personas.
Los emigrantes de antes se marchaban a un mundo desconocido y los que se quedaban sólo contaban con la imaginación y un par de postales para intentar descifrar cómo vivían sus seres queridos en una gran capital como Buenos Aires, Méxixo, Caracas o Río de Janeiro. Como en un tanatorio las horas caen despaciosas, la conversación derivó en que a buen seguro los emigrantes gallegos de los años cincuenta y sesenta hubiesen dado todo el oro del Perú por ver el sepelio de sus padres, la boda de la sobrina o incluso el crecimiento o abandono de la aldea en la que nacieron.


Ya puestos en harina, hubo quien sugirió conectar inmediatamente el servicio de llamadas con imagen para que la rapaza en cuestión pudiese tener un ojo pendiente de la boda de su hermana y el otro en el entierro del tío político. La ocurrencia fue inmediatamente aplacada por el resto del personal al considerarla un tanto macabra y precipitada, pero es cuestión de tiempo para que la idea macere y permita a las funerarias explotar un nuevo filón. Si ha triunfado un canal de televisión en el que se retransmite en directo lo que sucede en los cementerios más importantes del mundo, también podría tener éxito un negocio que se dedicase a grabar los entierros para que los seres queridos puedan asistir desde la distancia. El morbo, al menos, garantizados.

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