Opinión

"Por cierto, ¿dónde está Méndez?"

Una llamada de un colega estropea el sano propósito de abandonar el seguimiento del apestoso carrusel de la corrupción para no diñarla por asfixia, como ha hecho Xosé Manuel Beiras en uno de sus raptos de lucidez. El 'Largo lamento' de Pedro Salinas regresa a la estantería como un eterno "adiós que no se acaba".

"Se habla de Rato y de Blesa, de la familia Pujol, de Granados y la 'operación Púnica', acabo ahora mismo de escuchar a Feijóo sudando para explicar su relación con Pachi Lucas y Gerado Crespo por la trama de los cursos de formación fantasma y me pregunto dónde está José Luis Méndez. El tipo ha conseguido escapar de la diana". La preocupación del colega es menor a la que atenaza al desaparecido. El anuncio del ministro Luis de Guindos de trasladar a la Fiscalía Anticorrupción una veintena de operaciones inmobiliarias y de crédito hechas por Catalunya Caixa y Novacaixagalicia pueden acabar con su cómodo retiro.

En los mentideros coruñeses se dijo que en una ocasión tuvo que salir a la carrera de un restaurante por el abucheo de la clientela. Es lo que tiene vivir rodeado de palmeros. El día que ya no eres el que suelta la pasta intentan tocarte el flequillo. 

En Vigo se comenta que Julio Fernández Gayoso, el antiguo patrón de la otra caixa gallega, no consigue asumir que ya no le llamen "don Julio". Su número dos, José Luis Pego, se lamenta desconsolado en las pocas ocasiones que alguien le tiende un hombro, más por cortesía que por comprensión. Lo mismo sucede con Manuel Fernández de Sousa-Faro, aunque él ha perdido Pescanova, la empresa que levantaron con esfuerzo e inteligencia su padre y Valentín Paz Andrade.

Son ejemplos de que la Galicia luminosa que quisieron vender era tan irreal como su brillante gestión. Pero hay otra Galicia, callada y discreta, que merece la pena y sigue esforzándose en una esperanzadora actividad empresarial. A Juan Carlos Escotet, propietario de Abanca, se lo han puesto muy fácil para que nadie eche de menos que algún día hubo caixas. Pero nadie se olvida de las 'piratadas' que cometieron, como deberían saber los que gobiernan. Te puedes marchar y sortear la Justicia, pero es un adiós que no se acaba.

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