Opinión

Galicia en off

Los que tengan hijos zozobrando en la adolescencia ya pueden ir llenando la hucha. A los futuros universitarios no les seduce quedarse en Galicia ni para salir de juerga por la cada vez más apagada noche compostelana. Los chavales han dejado el chupete hace mucho tiempo, tienen en el bolsillo toda la información de lo que sucede por el mundo  y no comulgan con la propaganda institucional porque no deben favores al político de turno, al menos hasta el momento.

Los adolescentes están  mucho más informados de lo que queremos creer los que vamos talludos para justificar la engañosa superioridad de la edad. El tiempo te puede aportar experiencia, no automáticamente la razón. El que era zoquete de cativo, de viejo será un zoquete con más cicatrices. 

Anteayer han leído que los trabajadores de Galicia cobran de media 6.000 euros menos que los de Madrid y 3.000 euros menos que el porcentaje estatal. Sólo los canarios y los extremeños tienen un salario inferior, pero no son los destinos a los que apuntan para formarse o para desarrollarse profesionalmente. La Asociación de Empresas de Tecnología de Galicia reunió el pasado miércoles en un foro a jóvenes gallegos que triunfan en las principales multinacionales . Y uno de los espejos en los que verse reflejados es la ourensana Marta Fraga, que trabaja en la sede central de Amazon en Seattle como responsable del departamento de Kindle. Cuando el talento se va no acostumbra a regresar, salvo contadas y sacrificadas excepciones con un gran poso sentimental. 

Galicia está en off. El año pasado perdió 9.495 habitantes y la población se situó, según datos del Instituto Nacional de Estadística contabilizados hasta el 1 de enero de 20017, en 2.710.607 residentes. Por estos pagos nos morimos razonablemente bien. En 2016 se registraron 12.683 defunciones más que nacimientos y así resulta bastante complicado invertir la tendencia, sobre todo porque la maleta se hace en los años mozos. Ni los 13.159 extranjeros que llegaron frente a los 8.386 gallegos que emigraron a otros países pueden compensar la cuenta. Estamos acostumbrados a emigrar, pero ahora el destino no es dar ladrillo, sino aportar luz a grandes empresas.

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