Opinión

Miedo

Un estudio realizado por el grupo Cíes de la Universidad de Vigo avisa de que el 70% de los alumnos gallegos de secundaria ha sufrido algún tipo de acoso escolar. El porcentaje es escandaloso, aunque se puede caer en el error de pensar que los adolescentes de antes tampoco éramos mejores. La investigación para detectar el "bullying" en las aulas gallegas tuvo en cuenta, además de la violencia física, los insultos reiterados o el vacío a un compañero, pero no evaluó el 'ciberacoso'. Y las redes sociales propician que el "gordo" y el "gafotas" se sienten expuestos  incluso al llegar a casa. 

Los datos presentados durante una jornada en Pontevedra sobre "Bullying y Acoso Escolar" nos sitúan a la par de la media europea, con 24 millones de casos detectados cada curso. 

Las aulas son ya irreconocibles incluso para la 'generación EGB'. Antes había terror al que predicaba desde el atril, ahora miedo al tipo que se sienta en el pupitre de al lado. El 60% de los chavales reconoce que no denuncia su caso o el de un compañero por temor a las represalias del acosador. Ya pueden animar las diferentes campañas emprendidas por las administraciones o los expertos a que se pierda el miedo para contar estas situaciones, la chavalada es consciente de que puede ser ridiculizada globalmente en un instante sin poder evitar la indefensión.

Hace no tanto tiempo los adolescentes también vivíamos en un estado de inquietud permanente en un centro escolar. "Yo he visto tabiques rotos incluso en la asignatura de trabajos manuales. Que te zurrasen cuando te sacaban al encerado y no sabías la lección hasta era comprensible, pero que lo hiciese el de trabajos manuales era el colmo. Y no acabamos con grandes traumas", comentó un colega mientras leía los datos del estudio. Cuentan que una generación ourensana escolarizada en los Salesianos se enfangó en Griego y Latín para evitar las Matemáticas y la vara del profesor al que todos llamaban 'Caballo Loco'. Gracias al cielo se superó aquella educación a palos, aunque quizá el gran problema es que antes se sabía que si te pillaban hostigando a un compañero, el castigo sería inclemente, ahora el acosador alardea públicamente para conseguir el aplauso. Según el estudio son un 30%. Miedo. 

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