Opinión

"¿Y qué me va a pasar?"

En esta esquina de la tierra que desafía al Atlántico, la lluvia y el viento habitan mujeres y hombres de una bravura extraordinaria, aunque la convivencia con los elementos propicia que a veces se minimice el riesgo. Con los medios de comunicación repicando sin excepción la alerta por el paso de la borrasca Ciarán, pocos asuntos se presuponen de tanta urgencia como para salir a la calle y jugarse el tipo contra una mala racha. Ni siquiera la celebración del Día de los Fieles Difuntos. En un tris se pasa de ir de visita al cementerio a un cambio en el padrón y recibir flores.

A mediodía de ayer, una octogenaria con el paraguas en una mano y el carrito-bastón de la compra en la otra se contorsionó para colarse por debajo de la cinta con el aviso de “prohibido el paso” que la Policía local había colocado en el Campo de Marte de A Coruña por el serio peligro de que un árbol saliese volando. 

La mujer se giró como el niño que acaba de ser sorprendido en una trastada y soltó: “¿Y qué me va a pasar?”

No es la primera ocasión que sucede. “Tenga cuidado, señora, que hay mucho viento”, le recriminó un chaval mientras ella las pasaba canutas para dominar el paraguas y contener el carrito. La mujer se giró como el niño que acaba de ser sorprendido en una trastada y soltó: “¿Y qué me va a pasar?”. Después atravesó el parque cargada de sinrazón.

Al llegar a casa tras resolver ese recado inaplazable se habrá enterado de que en Madrid una joven de 23 años perdió la vida por el desprendimiento de un árbol, que el 112 llevaba casi 600 incidencias registradas en Galicia, con más de 300 árboles caídos y 45 postes obstaculizando la circulación en carreteras, autovías y vías secundarias, que el servicio ferroviario entre Ourense y Vigo y entre A Coruña y Ferrol tuvo que ser interrumpido y los pasajeros fueron trasladados en autobús. “¿Y qué me va a pasar?”. 

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