Las escasas lluvias y las altas temperaturas que han acompañado el inicio del mes de abril ha preocupado a muchos con respecto a los niveles de los embalses y la posible sequía que atravesará la provincia este año. Durante el pasado 2022 muchas regiones de la provincia de Ourense vivieron una intensa sequía que afectó muy gravemente a regiones como Ribadavia durante el mes de agosto.
Este año, ya a principios del mes de abril, las condiciones climáticas se asemejan a las que acompañan al inicio del verano, por lo que muchos ourensanos ya comienzan a preocuparse si estas condiciones provocarán que este año también sufran las sequías del pasado, que causaron estragos en muchos cultivos.
Para saber el estado en el que se encuentran los embalses esta semana, hemos elaborado este gráfico comparando los niveles de esta semana con la misma de los años 2022, 2021 y 2020, con los datos que ofrece la Confederación Hidrográfica del Miño-Sil.
Como se puede observar en el gráfico, los datos ofrecidos de este año no distan demasiado de los obtenidos durante 2020, sin embargo, si que son, como media, ampliamente más altos que los de 2021. Mientras que en 2023 la media de los embalses es del 77,3%, y en 2020 es del 71,6%, la media de 2021 es de 64,8% y en 2022 era de 64,8%.
Mientras que parte de España ya se encuentra afectada por sequías, Ourense mantiene cierto positivismo asociado a los niveles de los embalses, que se encuentran por encima de años que sí que fue afectada. En 2022 muchas regiones fueron afectadas, al igual que en 2021.
¿Se espera sequía este año en la provincia?
Por el momento, los datos de sequía que afectan ya a una cuarta parte del territorio español no se ven reflejados en la provincia ourensana ni, en general, en la comunidad autónoma gallega.
A pesar de las escasas precipitaciones, el punto de rocío o punto de orballo se encuentra rondando los 5 grados, por lo que durante las mañanas, el vapor de agua contenido en el aire se condensa. Esta condición produce que, a pesar de que no llueva, la capa superficial de la tierra se mantenga húmeda, permitiendo así que en cuanto llueva, el agua se infiltre.
Esto es importante ya que, cuando se extienden largos períodos de sequía, la tierra se compacta y cuando llueve, la capa superficial forma una costra que dificulta la infiltración del agua, obligando a que las lluvias sean más intensas para que se abra paso. Mientras la tierra obtenga un cierto nivel de humedad, será capaz de retener más agua, ayudando a los agricultores a no tener que utilizar tanto este recurso.
