“El Matador” dirigía desde Pereiro una trama de narcotráfico y armas

Material intervenido en la operación Espeto.
photo_camera Material intervenido en la operación Espeto.
Carlos García Morales, su novia brasileña y otras 17 personas caen en Asturias con 600 kilos de coca y un arsenal

Desde un chalé de una urbanización de clase media-alta de Pereiro de Aguiar, en la provincia de Ourense -una de las más seguras del país según todas las estadísticas de criminalidad-, se dirigía un lucrativo negocio a nivel internacional, el de la droga, tal como ha revelado una investigación de la Policía Nacional desplegada en estos últimos meses y que culminó con 19 detenidos en varios lugares de España, la incautación total de 2.600 kilos de cocaína en dos momentos diferentes y un gran arsenal de armas.

 El supuesto capo, Carlos García Morales, alias El Matador, de 46 años, residía en la calle 6 de la urbanización Monterrei (Pereiro), a tres kilómetros y medio de la ciudad, en donde pese a los rumores, pasaba totalmente desapercibido. Su “exquisita educación” y “amabilidad”, que alaban los allí residentes, contribuían en gran medida a  esa imagen de buen vecino.

García Morales, con familia en Paredes (Xinzo), tenía buenas amistades en Colombia. Allí reside habitualmente la madre de su hija, pero también los narcos a los que rendía pleitesía, según los investigadores, como enlace con Europa. Aunque pasaba desapercibido en Ourense, llevaba años vinculado al narcotráfico -dicen que trabajó para José Manuel Vila Sieira, alias Presidente-. Había sido detenido en 2009, se fugó y cayó en 2011 en Medellín, por formar parte de la rama gallega de Los Rastrojos; estuvo una larga temporada en prisión y regresó a la casa de Pereiro, que llegó a tener alquilada, pero con viajes frecuentes a Asturias, Madrid o Sudamérica. 

Los vecinos acabaron por olvidar que en su día fue narco. Hasta que un nada discreto operativo policial se apostó frente a la casa el viernes 28 de octubre desde primera hora de la mañana para acabar tirando puertas a las 21.30 horas de la noche y acceder al interior. No había nadie en la casa, aunque sí hallaron dos armas.

“El Matador” había salido un día antes hacia Asturias con su novia brasileña. Supuestamente, un viaje de placer en una autocaravana que nunca llegaron a ver los vecinos, con un coche lanzadera delante de ellos, un mexicano que asumía el papel de fedetario de la organización, con una doble misión: asegurar que no había policías en la costa y que todo se ajustaba al guion diseñado. La pareja portaba varios fardos y más de 100 mil euros en efectivo y se dirigía a una nave de Siero (Asturias),  en donde había  600 kilos de coca y un espectacular arsenal de armas de guerra, con fusiles de asalto y lanzacohetes, nunca antes visto en Europa. Los investigadores sospechan que Morales era el encargado de darle salida en el mercado latinoamericano.

A finales de julio, la Agencia Antidroga Americana (DEA) había interceptado en aguas caribeñas una embarcación de recreo tripulada por cinco venezolanos con otro cargamento de 2.000 kilos que iba a ser introducida en España. La operación contra la “narcoglobalizada” organización dedicada al tráfico a gran escala, bautizada como Espeto, contó con la colaboración de la DIRAN de la Policía Nacional de Colombia y la agencia estadounidense HSI -Homeland Security Investigations-.

Los investigadores iniciaron las pesquisas en enero del pasado año. Identificaron a los miembros de la trama y constataron que los integrantes de la organización se desplazaron hasta Madrid para reunirse con García Morales para planificar el envío de dos toneladas de cocaína en verano de 2022. Tras frustrar el envío de la droga por mar, los agentes se centraron en la nave industrial en Siero, donde se encontraban ocultos otros 600 kilogramos.

En total hubo 19 detenidos de distintas nacionalidades, encargados de la logística para la introducción de la cocaína en España. Pero lo más importante, según el comisario jefe de Estupefacientes, Antonio Martínez Duarte, es que “se han sacado de las calles 2.600 kilos de cocaína y un arsenal de armas jamás encontrado”. Semejante armamento “es muy raro de encontrar en España”, añadió. Sin olvidar que se desmanteló “una organización muy potente”.

Las armas fueron remitidas a los laboratorios de Policía Científica para proceder a su análisis pericial mientras que el lanzacohetes, el explosivo plástico, la granada y el detonador fueron analizados por los especialistas de TEDAX-NRBQ. Tras una inspección inicial del lanzacohetes, los agentes consideraron que, debido a su inestabilidad, era necesario proceder a su inutilización, trasladándolo a un bunker seguro donde se realizó su explosión controlada.

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