Un enfermo de ELA, con el COB: "Os pido que afrontéis cada partido como si fuese el último"

Urbano González, exbaloncestista profesional y enfermo de ELA, motivó desde su experiencia a los jugadores del COB

En la charla que recibieron ayer los jugadores del COB el baloncesto no fue el protagonista. Trató sobre algo más importante. Sobre lo más importante: la vida. Después de sudar sobre la pista tocó aprender en la sala de reuniones. Delante de ellos, Urbano González, un exbaloncestista profesional, apicultor de categoría tras colgar las zapatillas, bombero en el aeropuerto de León y, ahora, luchador contra la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), de la que aún no se conoce cura.

Una enfermedad que afecta a las neuronas del cerebro, que casi 7.000 gallegos desarrollarán durante su vida, que no tiene cura, que va limitando la movilidad y la independencia progresivamente mientras la investigación se queda corta. Muy corta. Su vida cambió hace ocho meses. Un diagnóstico que modifica las prioridades radicalmente. Sobre su experiencia y su influencia en el deporte versó su charla en el Pazo. Para recordar y aplicar. Desde ya.

“Estoy aquí para ayudaros a meter canastas, aunque parezca complicado que un tío que está en silla de ruedas pueda conseguirlo”, empezó González. “Cuando te pasa algo así, tienes dos opciones. O lo afrontas de forma honorable, de la mejor forma posible, o se te va la cabeza y te genera problemas. Lo más importante es haber sido y ser valiente para luchar por los objetivos que os marquéis, incluso si no se consiguen”, explicó el exbase de, por ejemplo, el mítico Elosúa León entre otros equipos, sobre todo de la comunidad de Castilla y León.

Lo hizo en un lugar especial. Y es que, precisamente debutó en Ourense en aquella 1ªB en septiembre de 1986. Las casualidades de la vida. Por eso sabe lo que puede estar en la cabeza de un jugador profesional. Y presta su voz y su discurso para que puedan ver las cosas de otra forma. “Se suele decir que un jugador es la combinación de físico y técnica. Pero, aún con el mismo nivel, hay jugadores que aportan más. ¿Por qué? La diferencia la marca la confianza en sí mismo. Para conseguirla, distingo varios factores. El primero, ver pequeño al equipo o al jugador contrario. Yo no veía a Sabonis como un tío de 2,22 metros, lo veía como alguien de 1,85. Es lo que pasa cuando lanzas tiros libres. Tienes que afrontarlo como si fueras el mejor lanzador del mundo. Después, ser conscientes de que el básket es un deporte de equipo. He jugado en 11 equipos y solo en tres de ellos creamos un grupo. Esa es la clave porque nos hace mejores. Hay que conseguir que tu compañero sea algo más que tu compañero. Crear vínculos, abrirse y conseguir compartir intimidades. Hay grandes equipos que han fracasado por no logar esto”, detalló Urbano González.

Sin olvidar al hombre o mujer que está al otro lado de la línea de banda. “Os recomiendo hacer caso y confiar en el entrenador. Sea mejor o peor. Confiar ciegamente incluso aunque existan cosas que vosotros haríais de otra forma”.

Ilusión y corazón contra la ELA

Urbano siempre siguió a su corazón. Cuando perdió la ilusión por el baloncesto, la encontró en algo tan distinto como la apicultura. Tanto que fue reconocido como el mejor de España. Y por si fuera poco, fue jefe de Bomberos en el aeropuerto de León. Reinventarse como virtud. Después, en verano del 2022 el tiempo se detuvo. La maldita ELA apareció en forma de diagnóstico para hacer saltar por los aires su día a día y presentar una prueba de adaptación sin precedentes.

Consciente del mal que sufre, Urbano González no pierde ni la sonrisa ni la ilusión por aconsejar a sus colegas de deporte y vida.  “Os voy a pedir tres cosas. Cuando vengan los malos momentos de aquí a final de temporada, lesiones, derrotas, fallos… acordaos de mí. Hace ocho meses fallaba tiros libres o bandejas igual que vosotros. Ahora no puedo hacer nada de eso que me gusta, que os gusta. Os pido también que hagáis solo lo que os ilusione. Ahora, es el momento del baloncesto pero, en el futuro, lo que sea. Y os pido también que el próximo entrenamiento o el siguiente partido lo afrontéis como si fuese el último de vuestra vida. Porque nunca se sabe cuando puede serlo”.

Palabras para reflexionar de un luchador que ahora puede ver la vida de una forma especial. La táctica y la técnica quedaron a un lado por unos minutos en el Pazo. Esta vez no habló el técnico Félix Alonso sobre “pick and roll”, bloqueos directos o los exteriores que tiene el Albacete, próximo adversario. Habló un paisano “cazurro” y amigo suyo. El resto escucharon y aprendieron. Otros lloraron. Otro tipo de partido donde, desgraciadamente, ganar o perder no depende de uno mismo. Pero lucharlo hasta el final, sí. 

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