Los jurados populares de Ourense, en acción

Los tribunales del jurado tuvieron un protagonismo especial en este 2024, con tres casos de homicidio que se saldaron con condena, aunque en uno de ellos el magistrado ponente tuvo que rectificar la absolución. Así se lo dijo el TSXG para respetar el veredicto de los nueve ciudadanos que examinaron el caso.

El jurado popular halló culpable a Julio González Sierra de un homicidio por omisión en enero de 2020 de la joven Nerea Añel, con la que tenía una relación sentimental, por dejarla morir sin pedir ayuda tras una caída a un regato de Barbadás. Ambos tenían problemas de adicción a las drogas. La nueva sentencia, que fue recurrida, le impone 10 años de cárcel.

No menos controvertido fue el caso de Cristina Rodríguez Veloso, la mujer de Cortegada que en agosto de 2021 asesinó a un hombre al que conoció en chat de citas en internet y se desplazó a su casa desde Barcelona. La inculpada lo drogó para posteriormente asfixiarlo y deshacerse de cuerpo. Quemó el cadáver y lo troceó y después fue enterrando los restos en distintos lugares de su finca.

La fiscal rebajó la petición inicial de 18 años cárcel a 8 años porque aplicó una eximente incompleta y atenuantes. Invocó la patología psiquiátrica (padece un trastorno de ansiedad generalizado, un trastorno obsesivo-compulsivo y un trastorno de la personalidad -entre esquizofrénico y límite-, la confesión y la reparación del daño (antes del juicio consignó 10.000 euros para a familia de la víctima). El jurado “compró” esa petición, ya que no había acusación particular.

El jurado también halló culpable de asesinato a Diego Rodríguez Torres, al que finalmente se condenó con 22 años y medio de cárcel (la defensa anunció que recurrirá). Fue el autor del acuchillamiento que le causó la muerte a la joven Ana Balboa (22 años) y dejó malherido a su novio Álvaro Blanco en su casa de Velle en la madrugada del 19 de febrero de 2021.

Asumieron como propia la argumentación de la fiscal: culpable de dos asesinatos, uno consumado (Ana) y una tentativa (Álvaro), apreciando una atenuante de alteración psíquica. Sufre una esquizofrenia paranoide con sintomatología delirante, por la que necesita tratamiento, aunque el día de los hechos no estaba bajo los efectos de un brote agudo. Su psicosis “limitaba levemente su capacidad de entender y de actuar de acuerdo a tal comprensión”, concluyeron.