Tezanos “dinamita” medio siglo de neutralidad en el CIS

MÁXIMO RESPONSABLE

José Félix Tezanos se embolsó ya más de 700.000 euros como su máximo responsable desde la llegada de Sánchez

José Félix Tezanos, en la comisión de investigación del Senado.
José Félix Tezanos, en la comisión de investigación del Senado. | Europa Press

La comparecencia del pasado martes ante el Senado del presidente del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), José Félix Tezanos, quedará para la larga antología del disparate de la España de Pedro Sánchez. En ella fue capaz de proclamar el rigor imparcial de su trabajo y al instante admitir: “pertenezco a un partido y no soy independiente”. Aunque la trayectoria de fervorosa militancia socialista de Tezanos no deja lugar a la interpretación, todo lo que ha ocurrido en su organismo público se comprende mejor si atendemos a una cifra: se ha embolsado ya más de 700.000 euros como máximo responsable del CIS desde la llegada de Sánchez a La Moncloa en 2018.

Con 27 años se afilió al PSOE y toda su carrera posterior ha estado bendecida por esta circunstancia. Se doctoró en Ciencias Políticas y Sociología cuatro años después en la Complutense, en 1977, con una exhibición más ideológica que académica, y creó en 1981 la Fundación Sistema, pionero entre los órganos oficiosos del PSOE con pretendida pátina intelectual. Tras décadas de ocupar cargos en el partido en los años del felipismo, se enroló en el sanchismo donde fue incluido en 2017 en la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE de la que se dio de baja al año siguiente, para saltar directamente a la presidencia del CIS por encargo de Pedro Sánchez.

Visto con perspectiva, resulta risible que todavía hoy, el predecesor del CIS, el Instituto de Opinión Pública franquista, brinde mucha mayor fiabilidad en sus datos que las actuales encuestas que dirige Tezanos, a pesar de que la sociología en España estaba entonces en pañales, y de que era la primera vez que se aplicaban las técnicas modernas de investigación sociológica –entrevista personal, muestreo al azar- en la institución pública.

Reconocible

Tampoco parece casual que de los 21 presidentes anteriores que ha tenido el CIS –y antes el IOP-, solo uno de ellos haya sido noticia recurrente en los medios, y resulte perfectamente reconocible para la opinión pública: José Félix Tezanos. Los que ocuparon su puesto antes que él, pertenecían a corrientes políticas muy diferentes, pero respetaron siempre el criterio de neutralidad. Tezanos, en cambio, no dudó en continuar haciendo declaraciones políticas a favor del PSOE y contra la oposición, y alcanzó la cumbre de esa parcialidad publicando en 2022, siendo público y notorio que era el máximo responsable del CIS, una hagiografía del líder socialista titulada “Pedro Sánchez. Había partido: de las primarias a la Moncloa”.

El pasado año, siendo ya constatable el desprestigio del CIS, abandonaron o fueron invitados a irse buena parte de los más excelsos catedráticos de Sociología que integraban el Consejo Asesor del centro, lanzando graves críticas a la labor de Tezanos incluso aquellos que presumen de tener buena amistad con él. Quienes han sido célebres catedráticos durante décadas, o Premio Nacional de Sociología, no querían seguir vinculados a una institución en caída libre de rigor y buena fama.

Durante la comparecencia, los portavoces de la oposición acusaron al presidente del CIS de manipular las encuestas, y la realidad es que hoy ya ni siquiera es necesario que haga algo así. La imagen del CIS está tan deteriorada y tan vinculada a Sánchez –popularmente se bromea con que se llaman Centro de Investigaciones Sanchistas o Socialistas-, que las muestras experimentan ya un sesgo en origen, tal y como han explicado célebres sociólogos españoles una y otra vez: el encuestado que considera al CIS un elemento de manipulación a favor del Gobierno se niega siquiera a contestar preguntas y cuelga el teléfono, mientras que los integrantes de la muestra de filiación socialista sí que atienden al encuestador y responden. Tan solo eso explicaría por sí mismo cómo es posible que, desde la llegada de Tezanos, el CIS haya sobreestimado a la izquierda –a veces hasta el bochorno- en 41 de los 42 procesos electorales celebrados en España desde 2018.

Pero hay mucho más. Al llegar al CIS, Tezanos cambió el método de estimación porque el sistema anterior -el que ponderaba por “recuerdo de voto”-, en su opinión, fallaba mucho. Así, creó un modelo nuevo bautizado con su propio nombre, muy complejo, con más de 100 variables, con idea de corregir el voto de los indecisos. Prácticamente todos los sociólogos prestigiosos de España, menos el propio Tezanos, están de acuerdo en que el apaño resultó mucho peor que el original. Con el cambio, eliminó la ponderación por recuerdo que era una corrección clásica que evitaba sesgos. Lo sustituyó por un modelo complejo, opaco y casi imposible de auditar. Desde entonces las estimaciones del CIS fallan estruendosamente y lo hacen siempre a beneficio del Gobierno de Sánchez.

Por si fuera poco, decidió también cambiar codificaciones, preguntas, e –algo crucial en investigación social- invirtiendo el orden de las mismas en el modelo de cuestionarios que se habían empleado durante décadas, dispuesto en origen para evitar condicionar al encuestado: Tezanos pensaba que, si venías de responder que tu situación laboral es desastrosa, que no encuentras oportunidades y que tus ingresos están peor que nunca, resultaba muy difícil que declararas al final que la situación del país es buena o que la gestión del Gobierno es eficaz.

Ocurrencias

Con estas ocurrencias, además, rompió las series históricas, algo fundamental en la investigación sociológica, haciendo que sea imposible comparar la evolución de la opinión pública española a lo largo de las décadas como se venía haciendo durante 40 años hasta 2018. Antiguos trabajadores del CIS también han denunciado que, a pesar de contar con el mayor presupuesto de su historia, Tezanos ha renunciado a mediciones globales que histórica y regularmente se venían realizando, primando sobre ellas encuestas constantes sobre acontecimientos menores de última hora, cuyos resultados dejan de ser útiles, desde el punto de vista científico, horas después de conocerse.

Por no mencionar el caos que organizó en 2018 cuando decidió sustituir las ponderaciones clásicas por un método rudimentario que atribuía el voto de los indecisos directamente al partido por el que mostraban “simpatía”, algo que cambió posteriormente para centrarse en ofrecer datos brutos sin estimación de voto y sin los ajustes habituales que sí hacen las demoscópicas privadas para tratar de aproximarse al resultado real.

Con este panorama, resulta bochornoso que Tezanos se pasee por el Senado para presumir de que él utiliza el método científico en el CIS, y contraponerlo a las críticas de la oposición a su gestión, que tilda de chascarrillos políticos sin rigor. Después de Tezanos y de Sánchez, su gran beneficiado, será muy difícil lograr que el CIS vuelva a recuperar su prestigio anterior.

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