Un secuestro para pagar una deuda por los viajes en taxi

PLANEABAN UN SECUESTRO

Uno de los implicados se hizo pasar por policía local de Cortegada para esposar al rehén

Los inculpados por la detención ilegal, ayer en el Penal 2.
Los inculpados por la detención ilegal, ayer en el Penal 2.

La víctima adeudaba varios servicios de taxi a un profesional de la comarca de O Ribeiro, Carlos C.A., cuando este último, con ayuda de un amigo vigilante de seguridad, Marcos C.F., trazaron un plan para recuperar a las bravas el dinero: secuestrar a un vecino de Cortegada y asustarlo con una paliza en medio del monte.

Los autores de la detención ilegal fueron detenidos en el marco de la operación Tulipa y ayer se los juzgó por en el Penal 2. Los abogados y la fiscal llegaron a un acuerdo que permitió rebajarles la pena de prisión en seis meses. El taxista aceptó dos años de cárcel, la misma condena que refrendó el otro inculpado. Pero, además, este último suma un delito leve de lesiones (un mes a seis euros al día) y 270 euros en concepto de indemnización al denunciante -el juzgado aceptó que pague 50 euros al mes-. En el monte de San Bieito de Rabiño (Cortegada), lo pateó en la zona de costado y puñetazos en la cabeza. Posteriormente, el lesionado quedó solo en el monte sin llegar a pagar la deuda.

Los hechos sucedieron el 29 de mayo de 2022 sobre las 18,45 horas cuando Marcos se presentó en la vivienda de Cortegada del hombre que supuestamente debía dinero por los servicios de taxi -150 euros, según la víctima, y 1.100, según Carlos). Marcos esposó al deudor haciéndose pasar por policía local, comunicándole que estaba detenido. Lo condujo a empujones durante 300 metros a un Renault Megane y lo introdujo a la fuerza en la parte trasera. Allí lo esperaba Carlos para conminar a pagar lo que le debía, más los intereses.

Posteriormente, ya en el monte, uno de los inculpados le pegó para amedrentar al deudor. A consecuencia de la agresión, el denunciante sufrió policontusiones en la cabeza, arañazos en la rodilla y eritemas en las muñecas. Recibió una primera asistencia facultativa y precisó siete días para su curación. Durante dos días estuvo impedido para la realización de sus actividades habituales.

La Guardia Civil detuvo en dos momentos distintos a los acusados. Los agentes localizaron enseguida al taxista, vecino de Ribadavia, por la identificación del denunciante. Cuando estaba en el interior del coche pudo reconocerlo. Meses después, en octubre, detuvieron a Marcos C.F., vecino de Pereiro de Aguiar y dieron por concluida la operación Talipo. Según fuentes judiciales, los posicionamientos de los teléfonos móviles incriminaba a los inculpados.

Asimismo, había dos vecinas del lugar que vieron como Marcos introducía en el coche al perjudicado.

Aunque la víctima aseguró que, además de los guilletes, fue amenazado con una pistola, el uso del arma en la detención ilegal no quedó acreditado durante la instrucción llevada acabo por el Juzgado mixto de Ribadavia.

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