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CEREBRO
Crear dinámicas sanas de alimentación de ejercicio y de cuidados personales son fruto no solo de la fuerza de voluntad, sino de un aprendizaje constante que sirve para crear hábitos beneficiosos para el cuerpo, pero también para romper dinámicas autodestructivas o tóxicas para la salud.
Los trabajos científicos realizados recientemente en la University College de Londres (Reino Unido) han descubierto que el cerebro utiliza un sistema dual para aprender mediante ensayo y error, identificando así, por primera vez, un segundo sistema de aprendizaje. Este hallazgo que podría ayudar a explicar cómo se forman los hábitos y proporcionar una base científica para nuevas estrategias que aborden afecciones relacionadas con el aprendizaje habitual, como las adicciones y las compulsiones.
Cuando las personas toman decisiones exhiben, básicamente, dos tendencias: buscar acciones gratificantes y repetir acciones pasadas. En esencia, se ha descubierto un mecanismo que se cree que es responsable de los hábitos.
En este sentido, los investigadores británicos descubrieron una señal de dopamina en el cerebro que actúa como una señal de aprendizaje diferente a la conocida previamente. Ya se sabía que las señales de dopamina en el cerebro generan errores de predicción de recompensa (RPE), donde indican al animal si un resultado real es mejor o peor de lo esperado. En paralelo al RPE, existe una señal de dopamina adicional, llamada error de predicción de la acción (APE), que actualiza la frecuencia con la que se realiza una acción. Estas dos señales de aprendizaje ofrecen al individuo elegir la opción más valiosa o la más frecuente.
El sistema de aprendizaje recién descubierto ofrece una forma mucho más sencilla de almacenar información que comparar directamente el valor de diferentes opciones. Esto podría liberar el cerebro para realizar múltiples tareas. Por ejemplo, una vez que haya aprendido a conducir, también podrá mantener una conversación con alguien durante el viaje. Mientras su sistema por defecto realiza todas las tareas repetitivas para conducir el coche, su sistema basado en valores puede decidir de qué hablar.
Estos hallazgos dan una pista de por qué es tan difícil abandonar los malos hábitos y por qué sustituir una acción por otra puede ser la mejor estrategia. Si se sustituye una acción con la suficiente constancia, como masticar chicle de nicotina en lugar de fumar, el sistema APE podría tomar el control y formar un nuevo hábito sobre el anterior.
Esta investigación también tiene posibles implicaciones para el Parkinson, cuya causa se sabe que es la muerte de las neuronas dopaminérgicas del mesencéfalo, específicamente en la parte compacta de la sustancia negra. Se ha demostrado que las células que mueren son las neuronas dopaminérgicas relacionadas con el movimiento, que podrían ser responsables de la codificación de la APE.
Esto podría explicar por qué las personas con Parkinson experimentan déficits en la realización de comportamientos habituales como caminar, pero no experimentan déficits en comportamientos más flexibles como patinar sobre hielo.
El aprendizaje de hábitos saludables, como una dieta equilibrada, realizar ejercicio físico de manera periódica y mantener una mente clara y despejada requiere dejar atrás conductas tóxicas que si bien la persona no es consciente de ellas están presentes en el día a día.
Para romper ese ciclo es importante identificar lo que está activando el mal hábito, dónde, cómo, cuándo, por qué y qué es lo que está activando o “disparando” ese pensamiento, sentimiento o acción.
De esta manera se puede ser consciente de cómo se activa ese proceso tóxico, y muchas veces adictivo. Romper un mal hábito no es algo sencillo, requiere esfuerzo y persistencia, por lo que la repetición a la hora de cambiar esa acción nociva es clave. La reiteración de una buena experiencia que libere dopamina es muy importante para romper un mal hábito y empezar a formar uno bueno.
De ahí que actividades al aire libre y el deporte sean tan beneficiosas, ya que desarrollan dopamina de manera natural. De la misma manera, abandonar las comidas o productos con altas dosis de azúcar refinado o estimulantes con cafeína puede ser difícil en los inicios, pero tras unas semanas de adaptación y aprendizaje con comida más saludable (frutas, pescados, verduras) el cuerpo responde de manera mucho más positiva y a largo plazo que con una dieta de alimentos ultraprocesados.
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