Año 1969: Pandilla de La Asunción

Aquellas pandillas

Publicado: 28 mar 2021 - 05:43 Actualizado: 03 abr 2021 - 10:17

En la fotografía que envía Servando Ellacuriaga, los seis componentes de la tienda Mama Rufina, integrantes de la pandilla de La Asunción, de campamento. De pie: José Luis Prada (Lis Q.E.P.D.), Paco Cuquejo y Toño Janeiro. Agachados: Servando Ellacuriaga, José L. Fernández Queija y Javier  Ellacuriaga.
En la fotografía que envía Servando Ellacuriaga, los seis componentes de la tienda Mama Rufina, integrantes de la pandilla de La Asunción, de campamento. De pie: José Luis Prada (Lis Q.E.P.D.), Paco Cuquejo y Toño Janeiro. Agachados: Servando Ellacuriaga, José L. Fernández Queija y Javier Ellacuriaga.

El fotógrafo

Servando Ellacuriaga García nos envía esta imagen con la que recuerda viejos tiempos. En concreto, a una quincena en el año 1969 en la que la pandilla La Asunción se desplazó a Camposancos, A Guarda.

Los protagonistas

En la fotografía superior, los seis componentes de la tienda Mama Rufina, integrantes de la pandilla de La Asunción, de campamento. De pie: José Luis Prada (Lis Q.E.P.D.), Paco Cuquejo y Toño Janeiro. Agachados: Servando Ellacuriaga, José L. Fernández Queija y Javier Ellacuriaga.

En la fotografía inferior, Eustaquio Barbosa entrega un premio a Lis por haber ganado una de las actividades organizadas en el campamento.

En la fotografía, los seis componentes de la tienda Mama Rufina, integrantes de la pandilla de La Asunción, de campamento. De pie: José Luis Prada (Lis Q.E.P.D.), Paco Cuquejo y Toño Janeiro. Agachados: Servando Ellacuriaga, José L. Fernández Queija y Javier  Ellacuriaga.
En la fotografía, los seis componentes de la tienda Mama Rufina, integrantes de la pandilla de La Asunción, de campamento. De pie: José Luis Prada (Lis Q.E.P.D.), Paco Cuquejo y Toño Janeiro. Agachados: Servando Ellacuriaga, José L. Fernández Queija y Javier Ellacuriaga.

La historia

El campamento del Movimiento Junior de la parroquia Nuestra Señora de la Asunción se desarrolló durante quince días en la localidad de Camposancos, Concello de A Guarda, en la misma desembocadura del río Miño y haciendo frontera ya con el país vecino, Portugal.

Empezábamos la jornada cada día con un clase de gimnasia, de media hora, en la playa, a cargo de Eustaquio Barbosa, recién ordenado sacerdote. Una buena forma de empezar con energía el día y mantenerse en forma.

Otra de las cosas que aprendimos durante el transcurso del campamento fueron los signos y el significado de cada uno de ellos para llevar a cabo un rastreo. Una de las noches realizamos uno. Aunque su transcurso no fue el esperado, ya que nos escapamos en busca de un campamento de chicas de Madrid que habían llegado ese día con el fin de conocerlas. Pero no lo encontramos... a quien nos encontraron fueron a nosotros dos de los mandos sobre la una de la madrugada. Estábamos tumbados a la bartola en el medio del monte. Menuda bronca nos cayó al llegar al campamento por parte del pater Don Rufino...

Fueron muchas las anécdotas de esos quince días, las que me vienen a la mente, pero el espacio es el que es para poder narrarlas todas.Lo que sí es seguro es que resultó una quincena emocionante, divertida, donde forjamos grandes amistades, y de la que mantenemos bonitos recuerdos.

¿Y tu pandilla?

Envíanos la foto de tu pandilla con su historia, anécdotas, el quién es quién... a

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