Christian Pombo tiene 25 años y es artesano. Talla en madera casi cualquier cosa y siempre por encargo, para todo tipo de públicos. Aprendió a trabajar este material durante el confinamiento, cuando su abuelo, un día, le retó a hacer una cuchara, y luego otra. De repente, “a la gente le gustó mi trabajo y me encargaban cosas”. Hasta entonces, ejercía de mecánico en un taller, pero esto de la artesanía lo lleva en la sangre. Que él recuerde, es ya la tercera generación, aunque antes su abuelo y bisabuelo hacían “las piezas por necesidad, no por negocio”, como las hace él.
Como Christian, en Valdeorras empiezan a despuntar jóvenes que un día de hace no mucho, decidieron que iban a dedicar su vida a un oficio artesano. Una tendencia que confirman desde la Asociación Galega de Artesáns, que han notado que desde hace unos años “hai moitos máis obradoiros novos”, con muchos y muy variados materiales a utilizar, y que la artesanía “está outra vez no foco”.
También en el 2020, tras la pandemia, nacía en Viloira, O Barco, “Artesanía Enxebre”, después de cuatro años de “aprendizaxe” y “por a necesidade de buscar unha alternativa de traballo”. Sara Jane Borcuk, australiana afincada en Viloira desde los 5 años, y su pareja, el ourensano Lalo Estanislao Gesteira, apostaron, como Christian, por “facer traballos personalizados baixo pedido”, aprovechando “os materiais que Valdeorras nos brinda, para darlles unha segunda vida”. Y así, cuando un castaño centenario cae o cuando un vecino poda, allí están presentes para aprovechar su madera.
