Un rebaño de ovejas malvive sin comida en Trasmiras porque el dueño está encarcelado

LR-   Sin hierba, sin agua y balando sin cesar hasta el punto de que se escuchaban a unos 300 metros del establo. Así estaba ayer el rebaño de ovejas de Emilio Rodríguez, de 64 años, vecino de A Ermida (Trasmiras), quien ingresó en prisión el pasado 24 de agosto acusado de plantar fuego a un monte. El hombre vive solo y las ovejas, además de un burro, han quedado abandonadas. Los animales ya habrían muerto si no fuera por la solidaridad de los vecinos que le dan de comer, aunque no todos los días. Los animales están en una cuadra de reducidas dimensiones.
Lo que más abunda en A Ermida (Trasmiras) es pasto fresco, hierba seca y agua. Pero en el centro de la pequeña aldea, en la que residen dos vecinos, hay un rebaño de ovejas que no puede saciar sus estómagos. El pastor Emilio Rodríguez, de 64 años, fue detenido por la Guardia Civil el pasado 23 de agosto acusado de provocar un incendio forestal y, tras prestar declaración en el Juzgado de Xinzo, ingresó en prisión. Vivía solo y las ovejas, junto con un burro, eran su único sustento para vivir.

Y los animales están sufriendo las consecuencias del ingreso en prisión del presunto pirómano. A las once de la mañana del martes, de la pequeña cuadra en que están metidas, procedía un rosario de balidos que se escuchaban a unos 300 metros del pueblo. En el interior no había hierba ni agua.

De suminisstrársela se encargó los primeros días una vecina de Vilar de Lebres (situado a unos dos kilómetros de distancia), Dolores Rodríguez, ‘pero el pasado domingo le entregué las llaves de la cuadra a la Guardia Civil. Tengo 80 años y no puedo ir todos los días a darles de comer’, apuntaba la mujer.

Los agentes visitan con frecuencia el pueblo ante el temor de que las ovejas, sobre todo los corderos, sean robadas. Y para identificarlas las sometieron a una sesión fotográfica y anotaron el número que figura en los crotales que lleva cada una de ellas en la oreja. ‘Son unas treinta y, de momento, no se murió ninguna de hambre, pero las condiciones en que están no son óptimas’, explicaron fuentes de la Guardia Civil.

En los últimos dos días un vecino de Vilela (Cualedro), situado a unos 4 kilómetros de A Ermida, acude a darles de comer, ‘pero el hombre tiene problemas de salud y la mayoría de los días no atiende bien a los animales’, añadieron.

La misma hambruna la está pasando el burro. El vecindario ya barajó la posibilidad de vender los animales antes de que se mueran, pero descartaron la idea para evitar posibles problemas con la Justicia una vez que salga el pastor en libertad. Además, tampoco apareció un potencial comprador En el pueblo hay otros dos rebaños de ovejas. El presunto incendiario plantó fuego, según la Guardia Civil, para que se regenerara pasto. Las primeras llamas comenzaron a unos 20 metros de las casas de A Ermida y ‘no ardió el pueblo de milagro. Menos mal que los efectivos de extinción intervinieron con rapidez’, lamentaba un vecino.

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