adiós a una vieja amiga

Tal parece que estemos en guerra. Sabemos que no, pero acabamos de experimentar una pérdida que ni los más imaginativos adivinaron jamás. Fue, precisamente en la última guerra civil de angustioso recuerdo, cuando el primer gobierno de la España 'nacional' estableció la paga extraordinaria de Navidad, que se abonó a los trabajadores año tras año, década tras década, hasta la actualidad.
Atravesó bloqueos, aislamientos, situaciones penosas, incluida nuestra exclusión del Plan Marshall de posguerra, completamente injustificada. Pero los españoles trabajaron y se esforzaron en el pluriempleo y la emigración a Europa, que vuelve a estar en el horizonte juvenil actual. Y llegó el 'milagro español' de los años sesenta con la nueva convertibilidad monetaria acordada en el Plan de Estabilización y la entrañable amiga navideña, 'la extra', siguió con nosotros.

Pero ahora, que ya somos 'europeos de plantilla' con toda la barba, llega el señor Rajoy y le 'abanica' la paga de Navidad a los funcionarios. Dice que debemos un platal, y además no hay un peso en caja. Y seguimos sin estar en guerra contra nadie, como no sea la cruzada contra el déficit, decretada por orden de Bruselas. Y la guerra la va a tener don Mariano en adelante.

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