fórmulas frente a la fusión de ayuntamientos

Frente a la fusión de ayuntamientos se están proponiendo fórmulas de cooperación basadas en la prestación de servicios en común.
Pues bien, esas fórmulas, que son casi tan antiguas como los propios municipios y que han dado lugar a las actuales mancomunidades, consorcios, agrupaciones voluntarias y otras de similares características, no han solucionado el problema. ¿Por qué sucede esto? Las mancomunidades surgen con fuerza a finales de los 80 y principios de los 90, y en aquel entonces tenían sentido pues los servicios que prestaban los ayuntamientos, sobre todo los más pequeños, eran inexistentes, pero terminaron sobredimensionadas y sus servicios resultaban más gravosos a los ayuntamientos que si los prestara cada uno de forma independiente.

Recientemente los alcaldes se están postulando por la agrupación de varios municipios, que no deja de ser muy similar a una mancomunidad, pero con algún ahorro sobre ellas. Pero si esto es así, también podrían fusionarse y no sería necesario contar con una pluralidad de corporaciones, consistoriales y plantillas de funcionarios, y con el ahorro consiguiente no sólo se podrían prestar estos servicios, sino mejorarlos. Pero los alcaldes, al contrario de lo que opina el 75% de la ciudadanía, prefieren optar por estas fórmulas porque son las que les permiten seguir siendo alcaldes.

Por último, se están formulando otras propuestas como que se establezcan las funciones de los ayuntamientos según su número de habitantes, o que sean las diputaciones las que tutelen a los más pequeños. Sin embargo seguiríamos teniendo microayuntamientos sin posibilidad de prestar servicios y generando una ingente cantidad de gasto corriente e improductivo, e impidiendo que se conviertan en verdaderas administraciones públicas a cambio de seguir manteniendo una estructura política sin encaje de cara al futuro en el que ya estamos.

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