No estamos hablando de personas

Un embrión de doce semanas no es una persona, fuera de la matriz materna no existe una viabilidad para su desarrollo, pero aun así, el ministro Gallardón no tiene en cuenta la opinión de las mujeres que son las que pueden hacer posible esa gestación.
Algunas personas pueden creer que desde el momento en que los dos gametos, femenino y masculino se unen, el resultado es una persona. Esta idea se sostiene mediante preceptos cristianos que sólo algunos siguen. Sobre las doce semanas comienza el desarrollo de la corteza cerebral, el desarrollo del cerebro hasta este momento es mínimo y no existe una red de conexiones nerviosas que hagan posible que el embrión sienta dolor o alegría o pena.

Por mucho que a alguna gente le provoque enfado o confusión, no todo el mundo cree que Dios es lo que da la vida al embrión, haciéndolo a su imagen y semejanza. En potencia, un embrión, es posible que llegue a convertirse en una persona, pero en acto, un embrión tiene de humano lo que tienen de humano otras células, pero no tiene nada de persona en ese momento. No siempre la iglesia católica otorgó ese carácter de persona al embrión o al feto, y fue solamente a partir de 1864 cuando el teólogo Jean Gury , introduciendo la idea de que matar a un ser humano en potencia es como matar a un ser humano en acto, determina el parecer de los cristianos de los siglos venideros.

Pretendo reclamar con esta pequeña reflexión, que la decisión compete a la persona que está gestando vida, no a ningún Dios, ni a ninguna asociación Pro-vida ni a ningún cardenal trasnochado que entre desvarío y desvarío ofrece homilías. ¿Qué van a hacer, obligarlas a gestar? No, las obligarán a abortar de forma clandestina o en otros países como se hacía en la España de nuestros padres, esa España tan católica.

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