En nuestra ciudad se está celebrando la novena a Nuestra Señora de Los Milagros, y a pesar de que aún no se reconstruyó su ermita y los cultos se celebran en María Auxiliadora, los devotos acuden llenando la calle del Progreso para ir presurosos a los pies de la Madre, algo consolador, ya que después de la banalización religiosa de los últimos años, se comprueba que por mucho que se quiera excluir del discurso, la fé tiene un júbilo vital que arrastra hasta el misterio, y así, el contacto con lo sobrenatural está en el centro del espíritu.
Claro que la cultura moderna ha desnaturalizado muchas costumbres cristianas, aunque cuando la persona se queda sola y reflexiona seriamente, en su corazón resuenan claras las palabras de San Pablo: 'Sólo tú tienes palabra de visa eterna'. Es entonces donde el amor de la Madre reaparece para recomponer el equilibrio entre la Fe y la Razón, carne y espíritu, historia y eternidad, de ahí que ir a los Remedios, como ir a los Milagros, es ir a encontrarse con una persona.
