LA POSIBLE INSOLVENCIA DE ee.uu.

La carencia de liderazgo en Europa impide una visión hermenéutica de la crisis que hace zozobrar la economía.
No andan a la zaga en el otro lado del charco. La falta de acuerdo entre republicanos y demócratas para aumentar el techo de la deuda pública de Estados Unidos, de más de 14 billones de dólares ya alcanzados, provocaría unas consecuencias impredecibles, como ha afirmado el propio Barack Obama. Ese acuerdo debe producirse antes del 2 de agosto. Si el Ejecutivo no es autorizado a asumir una nueva deuda antes de esa fecha, no dispondría de dinero para pagar los créditos, los beneficios de los bonos ni los cheques de las pensiones. Debería suspender pagos como parece le va ocurrir a Grecia.

Si doblega la primera potencia mundial sería el detonante catastrófico de la economía. China, la principal acreedora de bonos del Tesoro de Estados Unidos, con aproximadamente el PIB español invertido, ya ha apelado al rigor y la seriedad para que se llegue al consenso. El compromiso del presidente americano para que le autoricen una nueva deuda, de reducir en cuatro billones de dólares el déficit en la próxima década y un aumento de los impuestos, choca frontalmente con la negativa republicana auspiciada por el Tea Party y manifestada por Eric Cantor, número dos en el Senado, que es el que está llevando la negociación, con pretensiones de exenciones fiscales a las rentas más altas, privatizar la sanidad a mayores de 65 años y recortes en educación y medio ambiente. Ambas posturas irreconciliables.

Las agencias de calificación han anunciado que existe una alta probabilidad de rebajar la calificación crediticia de la solvencia estadounidense. Pienso que llegarán al acuerdo, Camp David lo arregla todo, pero la gigantesca deuda seguirá pendulando la incertidumbre en los mercados.

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