los prisioneros del frío

La hipocresía social no conoce límites: son varias las decenas de personas sin techo en A Coruña que siguen pasando las noches más frías en varios meses al raso.
Las unidades del Semus y entidades particulares que asisten a los sin techo, les entregan mantas y sacos de dormir. Una vez más el frío barre la ciudad. Esto era previsible. La ciudad se va quedando desierta en estas noches desapacibles, salvo algunos jóvenes en grupo para quienes el termómetro es sólo la anécdota, ajenos a esos dramas humanos que hilvanan la ciudad. En los rincones de los escaparates, los cajeros, algunas vidas se desangran mientras que otras han quedado varadas definitivamente: Y esto quiere decir 'para siempre'.

Son las historias personales de algunos sin techo (sin recursos, sin familia, sin casa, sin nada) que de vez en cuando sucumben al frío. Los albergues son de paso (de transeúntes) y quienes padezcan problemas crónicos están excluidos de ellos a priori. Se les condena a la inanición (a conciencia). Cierto que la administración y algunas instituciones, intentan vanamente ayudar la situación con medidas paliativas que no pasan de eso: un café con leche, unas mantas y a seguir tirando (y tiritando). Las personas sin techo reclaman sobre todo la dignidad que les corresponde: lo primero, un alojamiento fijo que perdieron en su día; luego vendrá la reconstrucción paulatina de su entorno vital, ese nivel de vinculos sociales y lazos afectivos.

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