el relicario de mi efímera y feliz estancia gallega

Una vez más, recurro a mi vieja amiga, doña Enciclopedia Universal Sopena, que vio la luz en Barcelona el año 1967, para que me apunte el significado de la palabra reliquia. Sin rechistar, me aclara lo siguiente: Parte del cuerpo de un santo, o cosa que, por haberle tocado, es digna de veneración?' Pues bien, resulta que, fisgoneando uno de estos días por los rincones menos frecuentados de mi despacho, descubro un carcomido y amarillento cartel que no me resulta del todo ajeno, ya que en el mismo aparece el nombre de mi padre, Celso, reconvertido en aguerrido jugador de pelota vasca.
En el referido cartel se puede leer: Frontón pratense de pelota vasca. Domingo, 20 de febrero de 1955, a las 4.30. Homenaje a la vejez local. Gran partido de pelota entre los representantes de Arrigorriaga, Mendigorria, Ginzo de Limia y Daroca. A mi progenitor lo anuncian como 'El Rey de la Gasolina', un carburante que directamente tuvo la 'culpa' de que en 1960 mi familia abandonara Galicia y se trasladara definitivamente a Cataluña. Para animar al personal, los organizadores del evento lúdico-deportivo se comprometían a obsequiar 'con vino tinto a toda la concurrencia', al tiempo que se advertía, entre otras lindezas, que 'no se permitirán piropos de las chicas a los jugadores', supongo que para que no pierdan la concentración.

Una vez rescatado del olvido semejante documento, decido plegarlo cuidadosamente y guardarlo en relicario laico adecuado, no demasiado lejos del libro 'Longa noite de pedra' (Salnés-1962), del insigne escritor Celso Emilio Ferreiro, ejemplar nº 92, que incluye litografías de Pablo R. Picasso y Joan Miró. Mi padre me confesó en vida que el poemario en cuestión se lo había regalado personalmente su tocayo en tierras ourensanas de Celanova, sospecho que una tabernaria noche perfumada de efluvios etílicos. Y mientras tenía lugar tan 'poética' historia, mi madre y yo vacacionábamos, muy cerquita de allí, en la finca de 'Las Rivas' de Vilanova dos Infantes, propiedad de mis tíos, el abogado, Antonio Peláez y Mercedes ('Pitusa') Arias. Un hermoso recuerdo que también guardo en el relicario de mi efímera y, sin embargo, feliz estancia gallega.

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