CELANOVA

Los celíacos reivindican más restaurantes aptos a su dieta

photo_camera Parejas y familias llegadas de toda la provincia disfrutaron de la jornada de convivencia en Celanova (MARTIÑO PINAL)

Ochenta personas se reunieron en el monasterio para compartir viviencias y preocupaciones

El salón refectorio del Monasterio de Celanova albergó ayer la jornada de convivencia anual de la Asociación de Celíacos de Galicia (Acega), que solo en la provincia cuenta con más de 250 personas con diagnóstico de intolerancia al gluten. Unas 80 personas de diferentes puntos de la geografía ourensana se desplazaron hasta la villa de San Rosendo para compartir vivencias, novedades y, sobre todo, disfrutar de una fiesta sin preocupaciones. "Este tipo de encuentro ayudan mucho, sobre todo psicológicamente", asegura María José Sánchez, madre de dos hijos celíacos de 7 y 11 años, y matiza que "las primeras fiestas fueron muy importantes para darse cuenta de que no eran los únicos niños y que podían comer de todo sin estar preguntando cada poco ¿y esto mami?".

Rara es la familia con algún caso de celiaquía que no cuenta con una mala experiencia en establecimientos donde no respetan la trazabilidad del producto o relacionado con la falta de etiquetados, pero la pasan por alto. Prefieren comentar e intercambiarse los nombres de los establecimientos de alimentación, panaderías y restaurantes con el sello "sin gluten". Por eso no pasa desapercibida la dulce noticia de Rocío Montes, una celíaca ourensana que en seis semanas prevé abrir en la capital un local especializado en productos para celíacos: tartas, batidos, postres, sidra y hasta cerveza. "Por sorte cada vez hai máis. É que, visto dende o lado do empresario, é unha posibilidade de negocio", apunta Gloria Bernárdez, responsable territorial de Acega.



pan de maíz

Los asistentes coincidían en que la situación ha evolucionado para mejor en los últimos años en materia de etiquetado y producción. "Hoxe podemos encontrar alimentos de gran calidade e sabor", asegura Bernárdez, si bien confiesa que "o padal acábalo educando, pero os que fomos diagnosticados de adulto sempre comparamos os alimentos". Una afirmación que comparte Sara de 11 años que recuerda con nostalgia el sabor del pan de maíz que no puede comer desde que tenía cinco años.

Entre los retos de futuro, seguir concienciando a la hostelería para "poder comer fuera de casa" y lograr una reducción de los precios. Y es que el coste de los productos aptos para celíacos puede cuadruplicar a los denominados normales. "Aínda hai moita desinformación, sobre todo a nivel médico", añade Gloria Bernárdez, y explica que "cada vez hai unha maior especialización e profesionalidade, pero aínda falta que sexa unha das primeiras probas a descartar".

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