La integración cumple 25 años en el Centro Ocupacional Terra de Celanova

Una andaina de diez kilómetros por los alrededores de Celanova conmemorará, este domingo, las bodas de plata del Centro Ocupacional Terra de Celanova. Uno de los colectivos más queridos de la comarca y pionero en la inserción socio-laboral en la provincia.

Fidel es un apasionado de la jardinería; Suso disfruta con las caminatas que capitanea Asun por el extrarradio celanovés; y Salomé, una actriz de primera, quiere más horas para el taller de cocina. Ellos son tres de los 20 usuarios con los que actualmente cuenta el Centro Ocupacional Terra de Celanova. Una entidad surgida al amparo de la Fundación para la protección de discapacitados psíquicos Terra de Celanova que conmemora sus Bodas de plata trabajando en la integración de las personas con discapacidad intelectual, mediante actividades de carácter ocupacional, personal y social. “Somos una gran familia, compartimos con ellos muchos momentos, por lo que la relación va más allá de la meramente profesional”, comenta Patricia Taboada, directora del centro desde el año 2016, quien anima a los vecinos de la comarca a sumarse a la anadina conmemorativa que, este domingo 1 de octubre, han organizado para conmemorar el 25 aniversario.

Un diseño y recorrido trabajado y “pateado” por los propios usuarios, que viven con pasión todas y cada una de las iniciativas que se les proponen desde el centro. “Sobre todo fuera. Disfrutan yendo los jueves al mercado, participando en la decoración del Instituto y que ahora en Navidad parece que ampliaremos con los concellos, también con el nuevo taller de musicoterapia en colaboración con la Banda de Música”, explica Taboada, quien destaca los avances en materia de inserción social en los últimos años, y también la implicación de la ciudadanía y de las propias familias, de diferentes concellos de Terra de Celanova y Baixa Limia, principalmente.

De lunes a viernes, las instalaciones del barrio de A Ermida son un hervidero de actividad y risas. “Nunca nos aburrimos”, bromea Cote, siempre con una sonrisa en los labios. Él es uno de los seis veteranos usuarios que lleva en el centro desde sus inicios, conjuntamente con Carmela, Dolores, Fernando, Fidel y Roberto, además del “presi” José Antonio Pérez Cortes y Rosa, la monitora de jardinería. “Me acuerdo hasta del día que empezamos”, bromeaba Dolores en la foto de familia tomada ayer en las instalaciones que, con cariño, ilusión y mucho trabajo, han creado su segunda casa. 

El centro, un lujo y referente en la provincia, cuentan con un gimnasio recientemente actualizado, dos invernaderos, taller de radio y de informática, así como un aula multiusos donde realizan las manualidades, decorados navideños y los ensayos para las obras de teatro, cuyo estreno genera siempre una gran expectación en la comarca. “Vendo isto agora, é difícil crer como estaba ao principio. Un silo cheo de maleza, pero pouquiño a pouco, fixemos moitas cousas”, recuerda José Antonio Pérez, presidente de la fundación que impulsó un proyecto pionero en la provincia. “Tivemos un gran apoio do presidente Fraga, coas axudas da Xunta iniciouse isto, tamén colaboramos con outras vilas. Estamos encantados de haber traído isto para a comarca”, recuerda Pérez, si bien reconocía que los inicios fueron complicados. “Temos que agradecer ao equipo os servizos sociais da Mancomunidade porque traballaron moito para poder traer aos nenos aquí. Hoxe é máis doado, son as propias familias as que contactan directamente co centro, pero ao tempo foi difícil”, dijo. 

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