La Plaza Mayor de Celanova se convirtió en una isla sin tesoro para escenificar una historia de piratas con el objetivo de fomentar el cooperativismo.
La compañía ferrolana Ghazafelhos fue la encargada de dar vida a esta historia, que fue ganándose la atención de los pequeños que en ese momento disfrutaban de sus vacaciones jugando en el centro de la villa. El teatro de calle se apoyó en una escenografía dinámica, de modo que, lo que empezó siendo un antiguo mesón, acabó convirtiéndose en un barco o una cueva. Una aventura de piratas que terminó por requerir la participación de los más pequeños, que ayudaron a los actores a buscar el tesoro de esta particular isla.
Música, baile y luchas fueron las protagonistas de un espectáculo diseñado para difundir entre toda la familia las ventajas de este modelo empresarial y social, que requiere de la colaboración de todos los miembros. Así lo demostraron los pequeños actores improvisados que ayudaron a los piratas a buscar su tesoro sin renunciar al sentido del humor.
