Los celanoveses no pudieron resistir la tentación y fueron muchos los que ayer se acercaron hasta la escalera Abacial del Claustro Barroco del Monasterio para interesarse por la subida a la Torre del Reloj. Cerrada durante siglos a las visitas, el torreón escribió ayer una nueva página de su historia, tras años relegada al olvido y abandono.
Las obras de restauración de la extraordinaria estructura, fruto del convenio firmado entre la Xunta y el Ministerio de Fomento con cargo al 1% Cultural del proyecto de la autovía AG-31, han permitido acondicionar su interior y hacerla accesible al público en general.
La recreación audiovisual sobre la construcción del Monasterio de San Salvador recibe a los visitantes en la planta baja. Tras la proyección, una escalera de caracol permite el acceso a las plantas superiores y que, en un futuro, albergarán la colección pictórica sobre San Rosendo obra del pintor José Antonio Ocaña. La dura, y en algún momento claustrofóbica, subida final por la empinada escalinata de piedra tiene su recompensa: una impresionante vista aérea que nace en el casco urbano pero que se extiende por los montes de Amoroce y Casa da Neve, siguiendo por el Cercado hasta el valle de Mourillós y tierras bolesas.
PUERTAS ABIERTAS
Siempre en un segundo plano, a los pies de la iglesia y tras la impresionante fachada principal, la también denominada torre de los Abades forma parte de la silueta del Monasterio. La construcción, que data del siglo XVI aunque fue reconstruida en el XVIII, consta de tres cuerpos decrecientes de cuatro caras y un cupulín apoyado en un tambor circular.
El torreón, que una vez que se reabra la oficina de turismo formará parte de la visita guiada al Monasterio, acoge este fin de semana una jornada de puertas abiertas de 16,00 a 18,00 horas (mañana también de 13,00 a 14,00 horas).
La recreación audiovisual sobre la construcción del Monasterio de San Salvador recibe a los visitantes en la planta baja. Tras la proyección, una escalera de caracol permite el acceso a las plantas superiores y que, en un futuro, albergarán la colección pictórica sobre San Rosendo obra del pintor José Antonio Ocaña. La dura, y en algún momento claustrofóbica, subida final por la empinada escalinata de piedra tiene su recompensa: una impresionante vista aérea que nace en el casco urbano pero que se extiende por los montes de Amoroce y Casa da Neve, siguiendo por el Cercado hasta el valle de Mourillós y tierras bolesas.
PUERTAS ABIERTAS
Siempre en un segundo plano, a los pies de la iglesia y tras la impresionante fachada principal, la también denominada torre de los Abades forma parte de la silueta del Monasterio. La construcción, que data del siglo XVI aunque fue reconstruida en el XVIII, consta de tres cuerpos decrecientes de cuatro caras y un cupulín apoyado en un tambor circular.
El torreón, que una vez que se reabra la oficina de turismo formará parte de la visita guiada al Monasterio, acoge este fin de semana una jornada de puertas abiertas de 16,00 a 18,00 horas (mañana también de 13,00 a 14,00 horas).
