El genial Antonio Palacios trabajó mucho en Madrid, sobre todo el ensanche de principios del siglo XX. Ahora se descubren algunas curiosidades en su edificio más importante, el Palacio de Telecomunicaciones.
Antonio Palacios, porriñés de nacimiento, vigués de adopción y considerado el gran arquitecto de Madrid, dejó para la posteridad una interpretación “sui generis” del escudo de España en lo que hoy es fachada de la Alcaldía de Madrid, en la plaza de la Cibeles, y en su día sede central de Correos y Telégrafos de España. Quizá sea la obra magna madrileña de Palacios, que diseñó algunos de los más llamativos edificios de la Gran Vía de la capital de España.
En Vigo su trabajo se redujo al Teatro García Barbón, la Banca Viñas (hoy sede del Banco Popular), un pabellón del Monasterio de las Salesas Reales, en Teis, y la capilla del Vao, que no construyó pero proyectó en el mismo estilo que el Templo Votivo de Panxón, la iglesia de O Carballiño o el consistorio porriñés. También lleva su firma la Virgen de la Roca, a la entrada de la Ría de Vigo. Y en grado de frustración, el Plan de Ensanche y Urbanismo que llevaba su nombre, una auténtica metrópolis modernista frustrada con el inicio de la Guerra Civil.
En 1907, siendo Rey Alfonso XIII, inició el Palacio de Telecomunicaciones, que finalizó en 1919, con el mismo soberano. Pero los especialistas en heráldica han descubierto sorprendentes anomalías en el Escudo de España que colocan como una decisión voluntaria del genial arquitecto gallego. Llama la atención que el escudo esté coronado por un águila bicéfala, propio del emperador Carlos V pero sin relación alguna con la monarquía hispánica. Pero lo más curioso estaría en que en el centro del escudo, donde debería figurar una flor de lis por la dinastía Borbón –como aparece en la actualidad- colocó Antonio Palacios un escudo del Reino de Galicia, con las siete provincias históricas, el mismo que es hoy oficial de la Comunidad Autónoma. Sobre estas dos modificaciones hay evidencias absolutas y no cabe discusión alguna de que se trató de una decisión del arquitecto, que quería recordar a su tierra en Madrid.
No es tan claro, pero los mismos expertos indican que todo apunta en dicha dirección, el recuerdo a la ciudad de la que era hijo adoptivo en lo más alto de la enseña. Palacios cambia la corona real, signo del régimen monárquico, por un castillo que recuerda por completo al que preside el escudo de Vigo, como se puede observar. Lo cierto es que en la corona real no existe ninguna fortaleza y la que diseñó el vigués adoptivo para la fachada principal ante la Cibeles sólo se explica en una comparación directa con el castillo y el olivo del Ayuntamiento vigués. n
