Agua bendita en Arnoia

photo_camera Holgada victoria del conjunto ourensano
El conjunto ourensano encarrila la victoria gracias a dos goles producto de un estruendoso arranque y cierra el partido al filo del bocinazo final


El agua trajo la alegría al Arnoia, que recuperó la sonrisa de las victorias gracias a una salida en estampida, imposible para un Pontellas que acortó distancias en la segunda parte y hasta muy el final, y ya con diez, no arrojó la toalla. 

Bajo una intensa lluvia arrancó el partido, a los diez minutos ya amasaban una ventaja de dos goles los ourensanos. Al toque de corneta se lanzaron a por los pontevedreses, de manera que antes del 1-0 ya había probado Mario Fariña al portero y a un centro de Frodo no llegó por un pelo Mitogo. Esa pelota que se perdió por la banda continuó con una mala salida, de tal forma que Presas se vio en la frontal con un caramelo. Lo colocó abajo, cruzado, pegado al poste. Era el minuto siete. Apenas tres después, el 11 del Arnoia sí leyó el balón de Frodo al primer palo. Toquecito, tac, el segundo. En pleno desmelene, el cabezazo de Samu Pardo se perdió un palmo por encima del travesaño, a la vez que el portero le ganó acto seguido el mano a mano a Arce. Si no era una avalancha desde luego que lo parecía.

El Arnoia no jugaba solo, que el Pontellas también tenía algo que decir. Apareció victorioso Martín Arce, una mano con la que sacar el remate de Yago González, que entró desde atrás y golpeó según le vino el balón. Apremiaba el descanso cuando el enésimo balón desde la izquierda que puso Frodo lo cabeceó desviado Fariña.  

Metió mano de cara al segundo tiempo José Luis Curiel, el entrenador visitante. Dejó la defensa de cuatro, metió a Pablo en medio campo y buscó con toda la verticalidad posible el marco ourensano. Perfecto, solo que a la espalda de los zagueros había una pradera por la que hacer daño. Mitogo fue el primero en ponerla a prueba, llegó justito y golpeó sin fuerza. Pero el aviso estaba dado.

Antes de la hora de partido, el centro de Marcos Rodríguez golpeó en la mano de un defensa. Penalti. Yago González cogió la pelota y la colocó dentro, no sin suspense, después que tocase el portero y también el palo. En idéntica tesitura se encontró Rubén Arce un cuarto de hora más tarde. No pudo con Toni, había que seguir remando.

Más de uno en la grada se subió los calcetines hasta la rodilla cuando Javi Alonso enganchó una volea con la izquierda pegadiza al poste, con una estatua para enmarcar del arquero local. En el último cuarto de hora se entró con la expulsión de Adrián Morais, segunda amonestación, poco más de diez minutos sobre el campo. Con uno menos, una falta mal defendida con un rechace no lo pudo colocar dentro Pablo, la última intentona del Pontellas.

Once contra diez y cada vez menos tiempo y más espacios, solo era cosa de cazar una contra. La tuvo Kike, que estampó la pelota contra el portero. Sobre la bocina, Arce encontró a Marcova, que sí supo resolver. 

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