La San Martiño es, junto al Rally de Ourense, la prueba deportiva más importante de la provincia por transcendencia competitiva y por apoyo social

Una cita incuestionable

Los aficionados siguieron en masa las evoluciones de las carreras (Foto: XESÚS FARIÑAS)
Suenan las sirenas de los coches patrulla mientras ato los cordones de los zapatos para salir de casa. Supongo que en la línea de salida algún despistado o maniático repetirá el mismo gesto para evitar sustos o como técnica para calmar los nervios. Falta poco para escuchar el pistoletazo de salida y las sirenas avisan de ello
No veo corredores pero la San Martiño seguro que está ya en marcha. Puntualidad inglesa para una prueba en la que la tradición es clave para entender su prestigio y cuyo poso permite colgarle el cartel de indiscutible desde hace décadas. Los problemas federativos son detalles que nadie recuerda y que no afectan ni deportiva ni socialmente a la carrera. Que no acudan a la cita de 2011 atletas extranjeros es un detalle sin mayor importancia para los miles de protagonistas que no se calzan las zapatillas pero que ayudan a agrandar la fama de la prueba desde las aceras. Pasan los primeros y se hace extraño no ver atletas negros pero los aplausos son los mismos, las caras de admiración al esfuerzo no varían con respecto a citas anteriores. Más aún cuando empieza a disminuir la frecuencia de camisetas reconocibles en el mundillo atlético, cuando los otros protagonistas, los que realmente convierten en incuestionable la San Martiño, transforman el asfalto en riadas multicolor. Disminuyen las camisetas se sisas y afloran las de manga corta entre los más valientes y las sudaderas entre los más precavidos. Y eso que la climatología se sumó a la fiesta.

Ni un pero. En la salida la niebla oscurecía una mañana con una temperatura perfecta. Minutos después el sol acabó de redondear la idoneidad del escenario. No falla un detalle en la organización, la carrera responde a las expectativas y el ambiente en las aceras es imponente. Los muchos miles que persiguen a los atletas 'preferentes' siguen completando un recorrido plagado de vecinos. Niños de todas las edades que aplauden sin parar, adultos con La Región bajo el brazo como guía de la prueba, familias enteras que han venido a correr desde todo Galicia y otras de los barrios que se agolpan en los metros previos a la meta, gente con sillas de playa para convertir la calle en graderíos. Todos pacientes disfrutando del espectáculo. Nadie reprocha los cortes de tráfico ni resta importancia a la cita porque los ganadores no sean habituales en las televisiones nacionales. Esto es otra historia, es deporte y nada más. Por eso es incuestionable.

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