¿Se imaginan a ustedes mismos trabajando durante más de medio siglo? Seguro que no. Es más, seguro que ni siquiera se imaginan desempeñando la misma función durante toda su vida laboral. En ese sentido, no hay “oficio” como el de sacerdote. Un trabajo que implica entregar toda una vida al servicio de la Iglesia.
En relación a esto iba ayer el homenaje que el Obispado de Ourense realizó a 16 sacerdotes que celebraban 25, 50, 60 y hasta 70 años de ejercicio. El Seminario Mayor acogió una cita en la que se celebraba la festividad de San Juan de Ávila, patrón del clero español. El encuentro arrancó con la celebración de una eucaristía presidida por el obispo, Leonardo Lemos. Posteriormente, también se celebró una conferencia a cargo de Florentino Pérez, sacerdote de la Diócesis de Zamora, con el tema “La oración en la vida y en el misterio del sacerdote”. Entre medias hubo tiempo para el encuentro, las anécdotas y los consejos entre los sacerdotes más veteranos y los más jóvenes que acudieron para honrar a los que consideran algo más que “mentores”.
Concretamente, celebraban 70 años de sacerdocio Justo Estévez, José Rodríguez y Manuel Sueiro. Mientras que Celso Rodríguez, José Rodríguez, Julio Montero, Emilio Fernández, José Feijóo, Modesto Domínguez, Eladio Cruz, Eladio Blanco y José Blanco cumplían 60 años ejerciendo como clérigos. Además, cumplían sus bodas de oro desde que fueron nombrados curas, José Luis Fernández, Eustaquio Barbosa y Fernando López. El más joven de la celebración fue José Manuel Méndez, quien conmemoró sus bodas de plata.
Medio siglo de misión
Entre los homenajeados se encontraba Eustaquio Barbosa Fernández. Sacerdote desde los 25 años, cumple este 2024 medio siglo de “misión” en la Iglesia. Al echar la vista atrás en el tiempo, un momento figura como clave en su deseo de convertirse en sacerdote. La muerte de su hermana pequeña, con tan solo cinco años, despertó en él la vocación. Tras estudiar en el Seminario Menor, su carrera comenzó en casa como quien dice. En la iglesia de la Santísima Trinidad de Ourense, la parroquia más cercana a su casa y donde era habitual que asistiera a misa en su juventud. Posteriormente, pasó por la Iglesia de la Asunción de Nuestra Señora hasta que en 1992, su camino le llevó a la que considera su casa, el Concello de A Peroxa, donde aún hoy se ocupa de tres parroquias. “La Iglesia, como la vida, ha cambiado mucho en este tiempo, pero siempre estamos ahí para ayudar”, confiesa Eustaquio.
Desde su experiencia, lanza un consejo a los jóvenes sacerdotes que comienzan su ejercicio: “Deben afrontarlo con paciencia, tranquilidad y mucha comunicación con los sacerdotes más veteranos”.
