Combate nulo entre el Atlético Arnoia y el Antela en Cortegada

Adrián Presas disputa la pelota con Kevin Tumbeiro, ayer en el campo de A Lomba “Sumi Cortés” de Cortegada. JOSÉ PAZ
photo_camera Adrián Presas disputa la pelota con Kevin Tumbeiro, ayer en el campo de A Lomba “Sumi Cortés” de Cortegada. JOSÉ PAZ
Un gol de Rucho supuso el empate definitivo de un partido entre Atlético Arnoia y Antela en el que los limianos se adelantaron en dos ocasiones

Con una plástica palomita del guardameta Suso acabó el derbi entre Arnoia y Antela, en Cortegada. Reparto de puntos, después que los limianos se adelantasen por dos veces en el marcador. Mantienen la dinámica de puntuar los unos, cinco partidos consecutivos, aunque despacio, de uno en uno; rascan a domicilio los otros, cómodamente instalados en la mitad de la tabla pese a la condición de recién ascendidos. Contentos los dos pues. Nueve minutos de prolongación, ningún muerto pese a que algunos gritos al sentir un contacto mínimo hacen temer lo peor.

Nadie había entrado en calor cuando Pedro enganchó un par de pasos por detrás de la frontal del área una pelota despejada a raíz de un saque de banda y la colocó junto al palo izquierdo. El 0-1, minuto 13, primer zarpazo de un Antela que vivía cómodo, que solo había sufrido cuando Rubén Arce apareció por la derecha y únicamente un derribo acabó con el problema. Manejaban bien los de Sabucedo, parapetado detrás de una barandilla por culpa de una sanción. La receta es sencilla, otra cosa es saber aplicarla, pocos toques y balones al espacio, contras rápidas con soldados que sale como motos por los lados pero también por el centro.

“Calma, que quedan ochenta minutos”, se desgañitaba Adrián Presas pese a que quedaban diez menos. “Estamos regalando el balón”, bramaba. Y ahí estaba el problema, no daba con la tecla el Arnoia, demasiado expuesto, con un fútbol que tenía más que perder que ganar. El Pastelería Santa Rita Arnoia impreso en la parte trasera de la camiseta no le hacía la vida más dulce a los de Adrián Padrón, que no veían la manera de hincarle el diente a un rival que no renunciaba a aumentar la ventaja. Hasta el minuto 39 debió esperar para acercarse al gol, Presas condujo y supo dividir, la pelota que le entregó a Alfredo le dejó solo ante el portero. No pudo con él.

Nada cambió en el primer cuarto de hora del segundo tiempo, si acaso que Tumbeiro tuvo la posibilidad de cerrar el partido, pero pateó sin encontrar el balón. En la jugada siguiente, un penaltito, que diría Ancelotti, sobre Dani Vázquez lo colocó Alfredo en la red. El 1-1.

Se desbocó el partido entonces, de nuevo apareció Alfredo, ahora para colocar una pelota perfecta que no encontró rematador, ocho minutos antes que Presas empalase con tanta rabia que se le marchó arriba.

El que acertase ganaba, parecía. Acertó Xosé Rivero, que en su intento de interceptar un balón lo que le salió fue una parábola fantástica que superó al arquero. Golpe definitivo, creían, no en realidad. Apenas dos minutos después, un balón desde la derecha fue cabeceado por Dani Arbo y remachado por Rucho.

Una jornada queda este año, Beluso y Pontellas suponen el último obstáculo del 2022. 

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