BALONMANO

Juan Sotelo: "Cada segundo en pista es un regalo"

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photo_camera Juan Sotelo, jugador del Carnes do Ribeiro, ayer en la pista de O Consello.

El jugador del Carnes do Ribeiro disfruta otra vez de la competición tras cumplir una sanción de 4 años por agredir a un árbitro en 2014

Pagó su penitencia. En junio de 2014, durante la final de la Copa Diputación, todo ocurrió rápido. Saltaron las chispas en la pista y él se quemó. La agresión al árbitro le costó 3 años de suspensión. Otro más se añadió por jugar el partido estando sancionado, según la federación. El resultado, 48 meses sin balonmano. Pero el tiempo pasa. También para Juan Sotelo (Ribadavia, 1983), que cumplió a rajatabla la sanción. Ahora ya vuelve a disfrutar del balonmano cuando ni él mismo lo creía posible. Ha vuelto y, además, en el año en el que el club de su vida, el Carnes do Ribeiro, debuta en Primera Nacional.

"Me pase los dos primeros años bastante desconectado del balonmano. El tercer año, por falta de gente, tuve que asumir ser entrenador del equipo. Entre semana en la pista, en los partidos desde la grada. Y el año pasado, al incorporarse excompañeros de mi época en el Carballal y el Octavio, pues entrenaba con ellos e iba a ver los partidos".

Asume lo que hizo, aunque no comparte todo. Sotelo reconoce que pensó que no volvería a saltar a una pista. "Cuando la sanción es definitiva pienso que hasta aquí llegó mi etapa en el balonmano. Como jugador, entrenador, como todo... Quería dar un paso atrás porque hubo mucho "mamoneo". El año que meten por jugar sancionado la final, no lo compartía. Era una sanción de otra competición (Copa Federación) y entre medias hubo dos partidos de semifinales de la copa provincial donde se pudo haber cumplido. ¿Por qué no se mandó la sanción? O como nos quitaron el derecho a jugar una fase de ascenso porque no nos inscribieron a los equipos de base como pertenecientes al club. Cosas que no se entienden. Y no me excuso. Hice lo que hice y lo asumo. Me metieron tres años por la agresión como me pudieron meter más. No pongo excusas". 


Imposible negarse


Ahora disfrutar de un equipo en Primera Nacional. Algunos de los que eran sus compañeros, se han pasado a la directiva. Rodeado de amigos (y su hermano Mon) no le quedó otra que volver. "No cada minuto, cada segundo en pista para mí es un regalo y una felicidad. En realidad nunca pensé en volver. Siempre fui más entrenador y en eso pensaba. Pero desde la directiva y mi entrenador me hicieron este regalo. Tuvieron a bien decirme que necesitaban gente con compromiso y lucha, y encantado de volver. ¿Cómo les iba a decir que no?".

En Gijón, en el primer partido de la temporada, se sintió extraño. Pero progresa adecuadamente para aportar su grano de arena en un inicio notable de los ribadavienses. "Físicamente estoy bien. Siempre estuve entrenando y haciendo deporte. Técnica y tácticamente, aún me falta. El entrenamiento no te da el mismo ritmo que la competición. Me falta acoplarme, pero bien. Más contento y con más minutos de los que esperaba. Y por primera vez en mi vida me toca jugar de extremo, con 35 años".

En una sociedad donde se sabe todo, Sotelo sabe que puede estar vigilado, y su comportamiento analizado con lupa por el estamento arbitral. "Imagino que dependerá de los árbitros. Estas últimas jornadas en casa eran colegiados gallegos. Con dos de ellos tenía buena relación y la sigo teniendo. Sin ningún problema. Con algún árbitro que conozca menos y que me tengan algo de 'tirria' porque algún día les protesté, pues supongo que no me pasarán una. Pero en ese sentido estoy tranquilo y mentalizado. Yo era de hablar bastante con los árbitros, y protestar también. Y ya paso. Cuando pitan, me doy la vuelta y que protesten otros. Seguramente sea uno de los jugadores más vigilados. Y me preocupa sobre todo por la reputación del club. Desterrar esa imagen de que éramos unos folloneros, porque no es la realidad".

Sotelo ha recuperado las ganas. Falló y pagó. Pero ahora disfruta de un equipo al alza y de una afición que respira balonmano. Exactamente igual que él.


El fútbol, un inesperado aliado durante este tiempo


A falta de balonmano, bueno es el fútbol Eso pensó el ribadaviense. "Nunca en mi vida había jugado, pero con unos amigos estuve en la liga de veteranos y me vino muy bien. Este año, con pena, ya lo tuve que dejar", recuerda Sotelo.

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