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“No somos tan malos”

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photo_camera El Pabellón, ejercitándose en el campo Miguel Ángel-Os Remedios, donde recibirá al Bansander.

El técnico del Pabellón, Guillermo García, tiene como meta algo que ningún equipo en la División de Honor juvenil ha logrado: salvarse con 4 puntos en 13 jornadas

La situación del Pabellón juvenil es, cuanto menos, difícil. La dura temporada de los blanquiverdes, se confirma con una mirada a la estadística. Los ourensanos suman 4 puntos después de 13 jornadas disputadas en la División de Honor, la máxima categoría del fútbol juvenil.

La mala racha se prolonga durante las últimas 7 semanas, en las que la escuadra pabellonista no ha podido sumar ningún punto. Eso le lleva a ser los colistas, a ocho puntos de la permanencia. Toca mirar en lo que queda si se quiere lograr el objetivo, la salvación. Y lo que toca es hacer historia. Ningún equipo de la División de Honor (también llamada Liga Nacional durante otra época) consiguió permanecer entre la élite con este bagaje. Este es el reto del Pabellón.

"No somos un equipo de solo 4 puntos. Lo tengo claro. No somos tan malos. Si hablamos del bloque, del conjunto, creo que tenemos el nivel suficiente para competir en la categoría. A nivel puntual, sí que tenemos errores muy graves que nos condenan. Fallos de bulto. Y en esa espiral, el equipo se viene abajo cuando recibe un golpe. Pero en cuanto a orden, a esfuerzo colectivo, pienso que tenemos nivel para luchar entre la élite", lamenta Guillermo García, entrenador del Pabellón.

Un precedente similar, toca 'rezar'

Para encontrar un precedente parecido, hay que remontarse hasta la temporada 79-80. También dentro del Grupo 1, en el que estaba el propio Pabellón, el Cristo Rey logró 5 puntos en las mismas 13 jornadas disputadas. En ese caso, en una liga de 2 puntos por victoria, pero el equipo salmantino los consiguió gracias, exclusivamente a empates. Después, terminó la liga un puesto por encima del descenso. Lo más parecido a lo que está obligado a hacer el Pabellón 37 años después.

Y para eso, la plantilla tiene que estar convencida. "En esta mala dinámica, el único mensaje que les llega a los jugadores es: 'Hay que ganar un partido'. Olvidarse del resto. Otro discurso no funciona. Y a partir de ahí esperar a que cambie la dinámica. Muchas veces, todo lo que no nos sale ahora, empieza a funcionar después. Sería un punto de inflexión", afirma el preparador pabellonista. "Demostramos ante buenos equipos que podemos competir. Ante el Marina hicimos un buen partido y, desde aquella, ellos iniciaron su escalada en la tabla. Ese día fue duro. Los jugadores sintieron que se escapó el partido. Y nos hubiéramos puesto a una victoria de la permanencia", añade García. "Estamos en ese momento en el que si fallamos, no nos perdonan. La primera vez que nos equivocamos, lo pagamos" destaca el técnico.

Pero desde el club no quieren pensar en el pasado. Los números lo dejan claro. El Pabellón se enfrenta ante 15 rivales y la historia. Buscará hacer una remontada como nunca se ha visto en la categoría. Y el reto arranca este domingo, en el Miguel Ángel-Os Remedios, ante el Basander. Será la primera ocasión de empezar una nueva etapa.

La reacción pasa por el duelo del domingo ante el Bansander

Después de dos jornadas jugando a domicilio, el Pabellón vuelve a casa para intentar llegar a ese punto de inflexión. Enfrente tendrá al Bansander cántabro, que llega a Os Remedios en una zona tranquila, sin apuros, noveno con 19 puntos. "Es un rival peligroso. Si tiene el día, ha demostrado que lo hace muy bien, por ejemplo, en la victoria ante el Deportivo. Pero en otras ocasiones no tiene el día, no son tan intensos y bajan el nivel, como se vio con el empate ante el Tropezón" destaca Guillermo García. A un lado estará la necesidad y la motivación del Pabellón. Al otro, la tranquilidad que tienen los visitantes. El domingo (12,00 horas), el equipo ourensano necesita "evitar los errores" y demostrar que ganar un partido es una misión posible.

Sin goles

El Pabellón está pagando cara la sequía ofensiva que arrastra en las últimas jornadas. En siete semanas, tan solo un tanto marcado. Unas cifras que complican mucho sacar algo positivo de los partidos. El último gol llegó en casa del Val Miñor, en un partido que finalizó con triunfo de los de Nigrán por 3-1. El gol de los ourensanos lo marcó Carlos Villar al transformar un penalti. Antes y después de ese momento, la pólvora del Pabellón no acaba de explotar. Asignatura pendiente si quiere poner en aprietos a sus próximos rivales.

Y sin puntos

El día 9 de octubre, el Pabellón visitó al TSK Roces asturiano. La cosa no pudo comenzar mejor, gracias al 0 a 2 para los blanquiverdes. Los de Gijón consiguieron reponerse y empatar. El encuentro terminó 2-2. Fue el último punto que subió a su casillero el Pabellón. Una mala racha que se extiende ya hasta las siete jornadas. En ese periodo, rivales directos como el Marina o el Tropezón, han logrado subir su nivel y mejorar su posición en la clasificación. Es el ejemplo a seguir para el conjunto ourensano.

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