Con el 1-0 los ourensanos tuvieron varias ocasiones, pero el Porriño acabó remontando
Al Pabellón se le vuelve a torcer el gesto. El equipo ourensano, tras haber conseguido levantar el vuelo en diciembre, encadena dos derrotas consecutivas, tras perder ante el Racing y, ayer, frente al Porriño Industrial (1-2).
Y eso que el partido empezó muy bien para los intereses locales. Ordenados y con ambición ofensiva, los ourensanos se adelantaron en el marcador a través de un penalti transformado por Pitu en una buena primera parte.
El paso por los vestuarios no alteró el panorama. El cuadro de Guillermo García, bien plantado, siguió dominando el balón, y las ocasiones se empezaron a acumular en el área de Cristian, que desbarató varias llegadas con peligro de los atacantes blanquiverdes. La mejor ocasión, un disparo al palo cuando los aficionados reunidos en el Miguel Ángel ya celebraban el segundo tanto local.
Remontada visitante
Con todo a favor para el Pabellón, una jugada aislada cambiaría el signo del encuentro. Un balón al área que, tras un rebote, acabó instalándose en la portería defendida por Miguel. Y casi sin tiempo para reaccionar, Davo anotaría cuatro minutos más tarde el 1-2, volteando un marcador que ya no se movería hasta el final.
"Es un partido de los que dejan tocados. Hicimos todo para ganar, pero no pudo ser. El equipo completó 70 minutos buenísimos, con ocasiones claras, remates al palo, buen juego... pero en una jugada aislada se metieron en el partido y al final se acabaron llevando los tres puntos. Creo que el resultado no es justo, pero así es el fútbol", resumía Guillermo García, entrenador de un Pabellón que viajará la semana que viene a Asturias, para medirse al Oviedo.
