Jorge González será el tercer entrenador del Ourense Capital Termal en los últimos 11 meses

Que pase el siguiente

Manuel De la Casa, en el partido ante el Cambados.
La temporada pasada, Augusto Estévez fue despedido en la jornada 12, cuando el equipo que él entrenaba tenía un bagaje de siete triunfos y cinco derrotas. Los motivos esgrimidos entonces no fueron los deportivos.
Menos suerte ha tenido Lisardo Rodríguez. El martes se confirmaba un cese que se fraguó desde la segunda jornada y que el mismo técnico tenía asumido. Era cuestión de tiempo.

La derrota en Chantada le dejó con un pie fuera, y la de Oviedo lo remató. ‘Confiamos en él. Si Lisardo nos dice que se ve capacitado para sacarlo adelante, iremos con él hasta el final’, decía el presidente, Peleteiro, el sábado después de la derrota en Oviedo. El lunes, el mandatario le comunicaba al técnico que ya estaban buscándole relevo: ‘Le dijimos que íbamos a hablar con otros entrenadores. Le pareció bien’.

24 horas más tarde, el ABO y Jorge González llegaron a un acuerdo. Lisardo Rodríguez aceptó perdonar los meses que le quedaban de contrato, González aceptó cobrar lo mismo que su predecesor y el club aceptó a su segundo cartucho. Porque el deseado era otro, Carlos Gómez.

El propio Peleteiro llamó a Augusto Estévez la semana pasada para sondear la opción. Gómez era el elegido para sustituir a un Rodríguez sin crédito incluso antes de viajar a Oviedo. El problema para el ABO es que su proyecto está en el polo opuesto al camino elegido por Carlos Gómez. El entrenador argentino es el director técnico de la delegación ourensana de baloncesto, coordina el minibasket del COB y es la mano derecha de Augusto Estévez en el trabajo con la base en el equipo presidido por Jorge Bermello. Es clave en un proyecto ambicioso en un club que sólo en la base tiene 17 equipos federados.

Descartada la opción de Carlos Gómez, la negociación con Jorge González fue cuestión de horas. Llamada telefónica al mediodía, reunión por la tarde y fichaje a primera hora de la noche.

Ni un centenar

Será el encargado de relanzar un proyecto ambicioso pero que hace agua. Con un primer equipo en el que todos los jugadores cobran, con un número de equipos de base similar a los de Cruz Alta o Allariz y con 86 personas en la grada en el último partido.


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