La Cenicienta comienza a dejar de serlo. Al menos sobre el césped, que es donde importa. En el Ribeiro creen que el trabajo les dará alegrías y, en las últimas dos jornadas, ese lema es incuestionable. Recibieron en San Cristóbal al Gondomar, un rival con más experiencia en la categoría y, por qué no decirlo, mayores recursos. Pero la lucha de los amarillos les permitió adelantarse, saber sufrir, llegar a disfrutar, para finalmente amarrar un punto tras el 1-1 final.
Y eso que los de Val Miñor salieron queriendo mandar y con dos ocasiones que obligaron a Juan a lucirse. Los aficionados todavía se estaban acomodando. Fueron momentos de zozobra en un campo que, por sus dimensiones, no deja prisioneros. Si controlas mal, estás perdido. Si tardas en tocar el balón, tienes dos rivales encima.
Pero lo que empezó mal, se enderezó. Los jugadores de José Luis Vázquez le tomaron el pulso al partido. Empezaron a ganar las disputas y a generar peligro. Como recompensa, un gol. Córner sacado por Álex en el minuto 26 y Kike, en el segundo palo, empuja el balón a la red. Por fin el Ribeiro sabía lo que era jugar llevando la iniciativa.
Fueron los mejores momentos de los amarillos, que dejaron de sufrir y se asomaron por el área contraria.
Defender la renta
El inicio del segundo tiempo se cocinó a fuego lento. Pocas prisas y mucha igualdad. Bande tuvo el 2-0 en sus botas tras un centro de Bruno, pero mandó el baló arriba. El Gondomar replicó con una ocasión fui clara. La cosa se animaba. Y se animó. Los de Val Miñor aprovecharon un pase interior a Rubén para empatar gracias a un toque sutil del "9" visitante.
El golpe dejó tocado al Ribeiro. Los visitantes pasaron a jugar en campo contrario y acumular ocasiones más o menos claras. A los amarillos les tocó sufrir, correr y mantener el orden. Lo hicieron. Las carreras de Rúa por el carril izquierdo fueron el mejor ejemplo.
El empuje del Gondomar duró hasta el final. Literalmente. Una falta y un córner llevaron el "uy" a la grada de San Cristóbal. El ejercicio de supervivencia se culminó con el pitido final. Un empate, dos puntos, y una sensación de que el Ribeiro no es tan diferente a unos cuantos equipos de la categoría cuando se juntan sobre el verde.
Segunda semana seguida puntuando. En Ribadavia quieren continuar con la racha. No lo tendrán fácil. Toca visita a Moaña, un equipo que suma 6 puntos y que intentará hacer valer el factor local. Para ello tendrán que mermar la confianza (alta) del Ribeiro.
