El pádel no es el deporte de moda porque lleva ya unos cuantos años siéndolo. Con más de 3,5 millones de practicantes en España, su crecimiento ha sido constante desde hace dos décadas y Ourense es un ejemplo más.
Años lleva también Tono González enganchado y persiguiendo su sueño. "Hace, más o menos, 11 años que empecé con el pádel y me enganché de inmediato y hace 8 ya me lo estaba tomando en serio e intentaba salir al World Pádel Tour ".
Es el único ourensano en la élite de este deporte, tratando de hacerse un hueco y de ser profesional. Nunca ha estado mejor que ahora, física, competitiva y mentalmente. Le ha llegado el momento de saber hasta dónde puede llegar: "Me encuentro muy bien. Estamos consiguiendo muy buenos resultados y vamos a más. Hasta ahora todavía lo compagino con mi trabajo, pero si seguimos progresando me gustaría dar un paso más y los dos próximo años dedicarme exclusivamente al pádel".
No es fácil. En el pádel hay dos formas de ganarse la vida: ganando muchos torneos y consiguiendo muchos patrocinadores. Y la segunda suele ir de la mano de la primera.
"Venimos de jugar muy bien en México. Llegamos a la ronda de octavos de final y el premio que te llevas es de unos 2.000 euros", explica el jugador ourensano. Y ahí viene el riesgo y a la vez la ilusión: "No todas las semanas puedes hacer un torneo así y contar con ese dinero. En este 2024 tenemos una previsión de jugar entre 25 y 30 torneos, pero no todos tiene los mismos premios y nunca sabes como vas a quedar". Y añade: "Estamos jugando muy bien y creemos que podemos seguir compitiendo a este nivel. Si toda va como esperamos me gustaría intentarlo un par de años y ver cómo sale".
Habla en plural porque su deporte, a diferencia del de la raqueta, solo se juega en parejas. La suya es Alfonso Sánchez. "Estamos los dos entrenando en el mejor centro que hay en España, que está en Valladolid. Yo sabía que estaba buscando pareja y que había algún que otro nombre por ahí. Se lo propuse y ahí estamos". Además, trabajan con una referencia: "Nos entrena Gustavo Pratto (que da nombre a la Academia en Valladolid). Para mí es el mejor entrenador del mundo, lo tengo claro".
Ahí están dos de los cambios clave en su carrera. El primero tiene que ver con la pista. El segundo consigo mismo: "Creo que lo más he notado es que ha conseguido que sea un jugador más estable. Yo era un jugador un poco cabra, al que le costaba tener estabilidad en el juego, y ahora creo que soy mucho más consistente".
Además está la forma de jugar: "Tanto yo como Alfonso somos dos jugadores de zona de revés y hemos decido que sea yo el que cambia de lado. Él es un jugador más sólido, más regular, y lo normal sería que fuese al contrario, que él se hubiese puesto en el lado de la derecha porque es lo que se suele hacer, pero nosotros hemos hecho de otra forma y estamos jugando bien así". No es la primera vez que juega en esa posición, pero sí que es un cambio muy importante a este nivel de competición.
Aun queda otro cambio más: "Estoy entrenando mucho más mi cuerpo. Nunca he sido una persona que se obsesione con la alimentación, pero es verdad que ahora me lo estoy tomando mucho más en serio. He bajado algunos kilos y lo noto muchísimo a la hora de jugar. Si quiero mejorar tengo que hacerlo en todos los aspectos que ocupan a un jugador profesional".
Lo cierto es que Tono González está demostrando una progresión individual y en equipo que le hace estar compitiendo a gran nivel.
Viene de jugar en Puebla (México) y hoy viaja a Mónaco. Compite en el circuito A1-Pádel, lo que viene siendo el segundo escalafón internacional, solo por debajo del ahora llamado Premier Pádel, antes World Pádel Tour. "Lo ha comprado el presidente del París Saint Germain (Nasser Al Khelaifi) y se ha unificado todo", explica el ourensano.
Campeón gallego absoluto en 2022 y finalista en 2023, en Ourense sigue jugando para el Club Padelprix: "Si estoy en Ourense juego con ellos, claro. Disputamos la Liga Gallega".
Se acaba la entrevista cuando empieza la clase. Es monitor en Vigo y lo alterna con los viajes a Valladolid para entrenar. Unas 40 horas con la pala de pádel en la mano y seguro que muchas más en la cabeza: "Y encantado. El día que me aburra lo dejaré, como hice con el tenis, pero a día de hoy el pádel me apasiona y espero seguir mucho tiempo así".
