La ourensana Vane Sotelo asimila el título europeo con la selección española, tras un torneo "soñado" en el que fue nombrada mejor jugadora
Se debe unas cuantas horas de sueño y un descanso para su voz. Pero el motivo lo merece. Vanessa Sotelo (Ourense, 1995) todavía está bajando de la nube. Un lugar al que llegó tras ganar el Europeo de fútbol sala con la selección. Superaron, primero, a Rusia, y después a Portugal. Por si eso fuera poco, fue nombrada mejor jugadora del torneo celebrado en Portugal. Han copado portadas, ocupado minutos de televisión nacional y recibido homenajes. Ella no cambia. Ya piensa en qué será lo próximo. Aunque ahora lo piensa con una sonrisa de oreja a oreja.
"Creo que todavía estamos empezando a bajar de la nube. Estamos más calmadas, en casa, viendo todos los mensajes que hemos recibido, y es cuando empiezas a ser consciente de lo que has conseguido, de lo grande que ha sido. Hemos intentado todas dejar el teléfono móvil a un lado y disfrutar del momento. Ya habría tiempo para leer y contestar a todo el mundo. Preferimos disfrutar todas juntas de esto, porque luego cada una se va para su casa. Es lo mejor que pudimos hacer", apunta la jugadora ourensana.
En el Gondomar portugués, sede del torneo, Sotelo demostró su nivel en un año en el que está especialmente acertada. Es una de las líderes de un grupo unido y de mucha calidad. "El Europeo fue el torneo soñado. Es más, ni en nuestros sueños pensábamos que podía salir tan redondo. Pero el éxito no viene solo de estos dos partidos, viene de atrás, de muchas jugadoras que han pasado por la selección y soñaban con disputar algo así. Al final, ha sido este grupo el privilegiado de representarlas. Muchas horas de trabajo, especialmente este año, para llegar en el mejor estado de forma posible a este fin de semana. Ha merecido la pena".
Para redondear un fin de semana perfecto, Vane Sotelo fue nombrada la "MVP" de la competición. Un gol cada uno de los días y un impacto total en el juego de España, justifican la decisión. El premio, un regalo. La persona que se lo entregó, un ídolo. "Aunque lo colectivo es lo principal, cualquier premio en bienvenido y ayuda a coger confianza y disfrutar un poco más. Haberlo recibido de manos de un jugador como Ricardinho (mejor jugador del mundo), siendo lo que es y todo lo que mueve, es especial. Es un orgullo que jugadores como él se involucren con el fútbol sala femenino y lo vivan como si fuera suyo".
Levantar la copa
Un recuerdo más en un fin de semana inolvidable. Pero siempre hay detalles, momentos, que quedan grabados a fuego. "En estos días vivimos muchos momentos. Pero si me tengo que quedar con uno, el instante de levantar la copa. Estar preparadas para subir el escenario para tocar y levantar esa copa. Lo estoy diciendo y aún se me pone la piel de gallina. Pero también ver a la familia y amigos en la grada, que fueron muchos hasta Gondomar", destaca la ourensana.
Y una vez que llegó el pitido final de la final ante Rusia, explosión de júbilo propia y ajena. Los medios de comunicación se volcaron y ofrecieron un reconocimiento no tan habitual. "Cuando el lunes nos dijeron que íbamos a ir a la Federación Española o a Marca y As, decíamos 'es increíble'. Ver que salimos en las portadas, en la televisión... Cuando te sientas y ves todo eso piensas 'la que se ha liado".
Pero toca volver a la normalidad. Equipo y estudios aparecen en el horizonte. Alcorcón a un lado y Ciencias de la Actividad Física y del Deporte y Educación Primaria, al otro. "Estos quince días de concentración intenté mirar por el rabillo del ojo a la Universidad para no descolgarme. Pero llegó un momento que me dije que tenía que vivir esto al 100%, que a lo mejor solo se vive una vez en la vida.. Al final, lo de estos días es algo idílico. Si lo pudiésemos vivir toda la vida... Pero no".
Pero vive el momento. Lo hace al máximo. La niña que correteaba en los descansos de los partidos del Velle, equipo especial para su familia, es campeona de Europa. Es la mejor de Europa. Tiene motivos para seguir sonriendo.
