COPA DEL REY | BALONCESTO

Llull reina en la Copa del "campo atrás"

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photo_camera Los jugadores del Real Madrid, junto al presidente del club, Florentino Pérez (2d), celebran en el vestuario la victoria del equipo blanco en la final de la Copa del Rey

El Real Madrid repite título en Vitoria tras un partido no apto para todos los corazones

Se acabó. La Copa 2017 ya tiene campeón. El Real Madrid repite título en Vitoria tras un partido no apto para todos los corazones. Con gran parte de la hinchada en contra, los de Pablo Laso se aprovecharon del talento de Llull y la eficacia de Randolph, además de una pequeña dosis de ayuda arbitral en los minutos finales para levantar el trofeo. El tan repetido "era campo atrás" volvió a sonar en la final en constantes ocasiones, incluso la afición blanca se unió al grito. Pero para más protagonismo de la dudosa jugada, un campo atrás volvió a ser clave en la final. Instantes de indecisión que volvió a levantar el revuelo en el Buesa Arena. 

No se le quita méritos al enorme talento de Sergio Llull. Suyo fue el partido. Su 'don' para los instantes finales está fuera de duda. Lo suyo es magia, pero la mejor definición es que él es el baloncesto personificado. Sigue haciendo historia y su hambre no se acaba. Tuvo un escudero de lujo, Randolph. Parece que no está, pero te va agotando poco a poco, canasta a canasta, rebote a rebote. El MVP fue para el primero, pero el segundo también lo hubiera merecido. 

También se mereció llevar el premio a mejor jugador del partido o de la copa el 'taronja' Bojan Dubljevic. Fue el guía de un Valencia Basket que se lo creyó hasta el final. Aterrizaron en tierras vascas dispuestos a levantar el título. Tras dejar en el camino a Gran Canaria y Barça, los de Pedro Martínez se quedaron a una canasta de forzar la prórroga o ser campeones. Con ellos, una afición que lució orgullosa los colores del equipo en cada rincón del pabellón Fernando Buesa Arena.

Punto y final para el torneo más prestigioso del baloncesto nacional y para la edición con mayor afluencia. Sin duda, Vitoria es una sede perfecta. Por afición, por historia y porque si de algo sabe esta ciudad es de baloncesto. Gran Canaria cogerá el testigo. Allí, el Madrid y Llull querrán alargar su leyenda. Porque a día de hoy, su reinado es indiscutible. 

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