El Valencia aleja sus fantasmas

El Valencia, especialista en los últimos años en ahogarse a pocos metros de la orilla en partidos por eliminatorias, ha conseguido alejar sus fantasmas en encuentros de 180 minutos tras haberse clasificado para los cuartos de final de la Copa del Rey en un final épico en Sevilla.
Tras haber ganado por 1-0 en la ida en Mestalla, el equipo que entrena Unai Emery cobró ventaja en el marcador en el estadio Sánchez Pizjuán con un gol de Roberto Soldado. Al final, aunque perdió por 2-1, logró la clasificación.

Con ello, el Valencia ha truncado una racha de eliminatorias muy similares a esta, pero en las que la moneda nunca cayó de su lado, en casi todos los casos por deméritos propios.

Por eso, ahora el Valencia logró doble premio en el Sánchez Pizjuán, ya que al de pasar a cuartos de final, donde se medirá con el Levante en un derbi local, añade el del valor anímico que supone haber roto con una tradición adversa, que perseguía al equipo hasta convertirse en un problema casi irresoluble.

No hay que olvidar que junto a las tres eliminatorias de Copa del Rey perdidas de forma traumática en los tres últimos años (ante Sevilla, Deportivo y Villarreal), el Valencia también había caído en condiciones parecidas en otros torneos.

Así ocurrió en una Supercopa de España ante el Real Madrid en 2008, en una eliminatoria de la Liga Europa, frente al Atlético de Madrid, dos años después, y en otra ronda de Liga de Campeones, en la pasada campaña ante el Schalke 04.

Para el Valencia habría supuesto un mazazo caer en Sevilla y, sobre todo, haberlo hecho tras adelantarse en el marcador y con un tercer gol en el último minuto después de haber recibido el 2-1 en tiempo de prolongación y con un gol propia meta.

Con el pase, el Valencia ha cambiado la oscuridad por la luz y ha adquirido una dosis importante de moral y autoestima de cara a una eliminatoria comprometida ante el Levante y con la perspectiva de disfrutar, si la supera, de una ronda de semifinales ante el Real Madrid o el Barcelona, contra los que poco tendría que perder.

Para truncar una dinámica negativa iniciada en 2008 tras la obtención de la Copa del Rey de aquel año y justo a partir del momento en el que Emery se incorporó al equipo, ha sido clave la circunstancia de que el equipo no haya recibido un gol en casa.

Todas las eliminatorias en las que el Valencia estuvo a punto de clasificarse, pero en las que finalmente cayó coinciden en que el equipo jugó la ida en casa, pero no mantuvo su portería cero, con excepción del 0-0 copero del año pasado ante el Villarreal.

Esta circunstancia siempre pesó como una losa en un equipo que ha tenido su asignatura pendiente en este tipo de eliminatorias, tanto en la Copa del Rey como en partidos de competiciones europeas.

Además, la piedra de toque de esta campaña era el Sevilla, uno de sus anteriores verdugos y un rival que tradicionalmente le crea muchos problemas, en especial cuando ambos equipos se miden en el estadio del club hispalense.

Prueba de ello es que, al margen de los dos partidos de Copa que el Valencia ha disputado y perdido recientemente en Sevilla por 2-1, el equipo no ha sido capaz de ganar en aquel estadio desde la Liga 2003-2004, en la que se proclamó campeón en el Sánchez Pizjuán con una victoria por 0-2.

Desde entonces, una serie de seis derrotas y dos empates completan los registros valencianistas en un estadio en el que el partido copero perdido esta semana ha supuesto un triunfo que aunque todavía no entierra todos los fantasmas valencianistas en las eliminatorias, sí que los aleja considerablemente.

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