Los rápidos cambios sociales en el mundo occidental han apartado a gran parte de la población de la influencia católica. Pero la fe, simplemente, parece trasladarse a otros ámbitos: el ecologismo, el feminismo, el espectáculo… También el deporte.
Una casa de subastas británica ofrece la servilleta donde Leo Messi firmó en el año 2000 su primer contrato con el FC Barcelona. El precio de salida es, atención, 350.000 euros.
Otra casa de París pondrá en juego el trofeo de Balón de Oro que Maradona recibió en 1986 y se creía perdido. Los expertos calculan que el ganador tendrá que poner varios millones sobre la mesa.
Los fans adoran a los deportistas ahora como antes se hacía a los Santos, convirtiendo al objeto más simple que pase por sus manos en reliquias.
En el mundo de las subastas deportistas, el récord lo ostenta el Mercedes con el que el piloto argentino Juan Manuel Fangio ganó la Fórmula 1 en 1954. En 2013 se adjudicó por 29,6 millones. Al valor deportivo se añadía el del propio vehículo.
La Carta Olímpica, escrita en 1989 por Pierre de Coubertain, alcanzó la nada desdeñable cifra de 8,8 millones en 2019, el doble que las 13 reglas originales del baloncesto, escritas por el profesor James Naismith en 1891, vendidas por 4,4 millones en 2010. En estos casos, el valor es más histórico que material.
Maradona y el béisbol congregan a fanáticos. La camiseta con la que el astro argentino marcó el gol ilegal de “la mano de Dios” en el Mundial de 1986 se cotizó en 8,4 millones. La del beisbolista Babe Ruth, usada en 1928, en 5,6. ¿Y los cromos? El del beisbolista Micke Mantle, se subastó por 12,6 millones.
Les recomiendo buscar en su desván. Por si acaso.
