EEUU y la UE plantan cara a la inflación

undefined
Dice el Nobel Paul Krugman que esto no es el fin de la inflación. Ni siquiera es el principio del fin. Pero que tal vez sea el final del principio. Visto lo visto, más para EEUU que para España.

En las llamadas economías de mercado, como la española, los precios de los bienes y de los servicios están sujetos a cambios, de modo que unos suben y otros bajan. La inflación surge cuando se desencadena un aumento general de los precios, no solo de artículos individuales, de modo que por cada euro se pueden adquirir menos bienes y servicios, una clara señal de que la inflación reduce el valor de la moneda si se prolonga en el tiempo.

La misión del Banco Central Europeo (BCE) es mantener la estabilidad de precios. Para ello se asegura de que la inflación –la tasa de variación de los bienes y servicios a lo largo del tiempo– sea baja, estable y predecible: 2% a medio plazo, un objetivo que ahora mismo parece lejano. Pero algunas variaciones de precios son más importantes que otras. En el cálculo de su aumento medio, hay artículos en los que se gasta más, como la electricidad, que tienen un peso mayor que otros en los que se gasta menos, como los sellos o la sacarina.

Hoy en día, la inflación tiene a medio mundo en jaque, también a España y al resto de la zona euro. Dice Paul Krugman que esto no es el fin de la inflación. Ni siquiera es el principio del fin. Pero que tal vez sea el final del principio.

El premio Nobel de Economía cree que las expectativas públicas sobre la inflación futura están disminuyendo, no aumentando; mientras los mercados financieros también parecen anticipar una inflación mucho más baja que la que se ha visto a lo largo del último año.

Paul Krugman escribe desde EEUU, un país en el que la Reserva Federal ha estado subiendo los tipos de interés para enfriar la economía. De hecho, el pasado 27 de julio, EEUU aceleró la subida de tipos con un alza del 0,75% para luchar contra la inflación: la Fed repitió el incremento de junio y situó el precio del dinero en el 2,5%.

Unos días antes, el 21 de julio, el BCE también subió los tipos en 0,5 puntos, la mayor subida en 22 años. Ponía así fin a la etapa de los intereses negativos. El BCE sabe que, si sube los tipos para contener la inflación, desestabiliza las hipotecas y las primas de riesgo, por lo que ha creado una herramienta para evitar la fragmentación financiera en la eurozona.

Este viernes el INE confirmaba el dato de la inflación de julio con una subida interanual del 10,8%, la mayor desde septiembre de 1984.

Los economistas suelen fijarse en la inflación subyacente, tras eliminar los precios altamente volátiles, como los alimentos y la energía, pero aun así la inflación se mantiene muy alta (6,1%). Sigue pesando el gas y la electricidad y suben los alimentos, las bebidas, el vestido y el transporte.

“Cierto que esta no es la inflación de la crisis de la década de los setenta, pero tiene sus propios componentes preocupantes y surge en un entorno de dependencias internacionales y riesgos geopolíticos muy importantes”, opina el catedrático de economía Santiago Carbó.

Pese a que la inflación alcanzó en julio su mayor tasa en 38 años, un análisis de los datos del INE permite entrever que los precios tendieron a contenerse, con la excepción de los alimentos.

La gente que menos gana es la que tiene más problemas, ya que frente a una inflación del 10,8% en julio, la subida salarial media en los convenios colectivos fue del 2,56%, apenas una décima más que en junio. Aumenta por tanto la brecha entre los salarios y la inflación.

@J_L_Gomez

Te puede interesar