Si no hay salud, no hay economía

Un grupo de personas pasea por la calle con mascarillas.
photo_camera Un grupo de personas pasea por la calle con mascarillas.
Si hay países en Europa que lograron superar prácticamente la pandemia o mantenerla en niveles tolerables, eso quiere decir que es posible. Con políticas sanitarias y económicas. También con firmeza.

"Si no hay salud, no hay economía”. Lo dijo el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a su paso por Galicia, que no es –afortunadamente– la comunidad más afectada por la pandemia. Tiene razón el presidente, es cierto lo que dice. Si lo dijese cualquier ciudadano también tendría razón, pero entre que lo diga una persona de la calle y el presidente del Gobierno hay una diferencia importante. Un hombre corriente no tendría que dar respuesta a la pregunta clave: ¿por qué no hay salud? El presidente, sí.

Los datos sanitarios de España son de los peores de Europa, y dentro de España los datos de Madrid –ahora una capital cerrada– son de los peores, con lo cual son también los peores de Europa. Los datos económicos de España también son de los peores de Europa.

Sin embargo, España no era antes del coronavirus la peor economía europea, ni tenía el peor sistema sanitario. Es más, mucha gente creía que España tenía una de las mejores sanidades del mundo, lo cual –a la vista de los datos actuales– no era cierto.

Algo hemos hecho mal, probablemente entre todos. Pero sin una dirección clara no bastará con que todos intentemos hacerlo bien. El presidente del Gobierno, una vez que sabe que “si no hay salud, no hay economía”, debe asumir ese liderazgo. La otra alternativa sería macharse para que lo haga otra persona.

Con consenso –lo ideal– o sin consenso, España debe salir de esta. Y desde el realismo que supone no tener ni el mejor sistema sanitario ni la mejor economía, también cabe pensar que hay recursos suficientes para salir a flote. 

Resumir un problema tan complejo como el derivado de la Covid-19 entraña riesgos de imprecisión pero hay un mínimo común denominador en el que coincide todo el mundo: es clave la atención primaria y no lo es menos el cumplimiento estricto de las normas. Dicho de otro modo, afrontar la pandemia requiere recursos sanitarios y disciplina social. Y eso será así sea cual sea el tamaño del iceberg que constituye el coronavirus, algo que nadie conoce.

Las medidas pendientes en atención primaria, rastreadores, legislación, políticas socioeconómicas, etcétera pueden implementarlas distintas administraciones pero alguien tiene que dirigirlas con visión de conjunto. El liderazgo exige en este caso diálogo con criterio. También firmeza y determinación.

Si hay países del entorno europeo que han conseguido superar prácticamente la pandemia o mantenerla en niveles tolerables, eso quiere decir que es posible; incluso sin esperar a que lleguen las vacunas, que cuando vengan tampoco van a cubrir a toda la humanidad de un día para otro.

España ha perdido mucho tiempo pero en algún momento debe reaccionar. Se hicieron tarde las cosas al principio, después se extremaron las restricciones, luego se abrió la mano y ahora volvemos atrás. No da igual quien se haya equivocado en todos estos meses de pandemia pero el problema ahora no es ése.

El problema ahora es el del principio, el mismo que otros han resuelto o encauzado –incluso Italia– y España no. Tanto en el plano sanitario como económico. Pedro Sánchez hace bien pensar que si no hay salud, no hay economía, pero debe ir más allá. Aunque se queme políticamente. Porque si no hay presidente –con mayúsculas– tampoco habrá salud ni economía. Es su hora, le ha tocado a él. A otros les tocó gestionar guerras, que aún fue peor. 

@J_L_Gomez

Al alza, Alemania

Por su población y su PIB, Alemania viene a ser prácticamente el doble que España. Conscientes de la crisis sanitaria han tomado medidas, poniendo sobre la mesa cien mil millones de euros. España tendría que poner la mitad. El problema es que no puede y que si lo hace se ahogará. Puntos de partida distintos, modelos económicos diferentes y gestiones de la crisis sin apenas parecidos marcan las distancias. Por eso España tiene que poner la mano, a ver si le dan algo. Una desgracia.

A la baja, la Bolsa

En un país con empresas muy pequeñas, donde escasean las compañías cotizadas, es más difícil que la Bolsa refleje fielmente lo que pasa en la economía. Es el caso de España. Pero aún con esa cautela no puede perderse de vista que lo que sucede en España no es normal. Todas las bolsas del mundo cayeron en picado con la llegada del coronavirus, pero la mayoría de las occidentales ya se recuperaron del todo (EE UU) o en gran parte (Alemania, Francia); sin embargo, en España no.

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