ESPAÑA

Indignación entre las víctimas por la salida del etarra Lasarte

Su puesta en libertad fue acordada en febrero por la Audiencia Nacional al descontarle de la condena total las redenciones penitenciarias por su alejamiento de la disciplina etarra.

El etarra arrepentido Valentín Lasarte, responsable de una decena de atentados, entre otros, contra Gregorio Ordóñez y Fernando Múgica, ha abandonado hoy de la cárcel tras cumplir casi 19 años de los 400 a los que fue condenado, en medio de la indignación de algunas de sus víctimas, que no creen en su arrepentimiento.

Poco antes de las ocho y media de la mañana el preso ha cruzado la puerta de la cárcel alavesa de Zaballa, donde le esperaba su pareja y madre de su hijo de corta edad. Ambos han subido a un coche ocupado por otra persona y han salido del recinto penitenciario.

Como su puesta en libertad es definitiva ya no tiene que pasar ningún control, como ha hecho hasta ahora en sus permisos penitenciarios, algunos de los cuales los ha disfrutado en las localidades navarras de Elizondo y Lodosa, municipio este último donde su pareja tiene una vivienda.

Su puesta en libertad fue acordada en febrero por la Audiencia Nacional al descontarle de la condena total las redenciones penitenciarias por su alejamiento de la disciplina etarra.

Sin embargo hoy, familiares de dos de sus víctimas más emblemáticas, el concejal del PP de San Sebastián y parlamentario vasco Gregorio Ordóñez, y el dirigente socialista Fernando Múgica, han criticado su puesta en libertad.

Consuelo Ordóñez, hermana del político popular, ha considerado injusta su excarcelación ya que, a su juicio, Lasarte nunca ha querido colaborar con la Justicia para esclarecer otros atentados y ha recordado que en el caso del asesinato de su hermano aún no sabe quién dio la orden para matarlo o quién disparó.

Por eso Ordóñez ha criticado un "sistema judicial, policial, penitenciario y legislativo corrupto" que aplica "las leyes en beneficio de los etarras" con "negligencias intencionadas", mientras que las víctimas sufren una "indefensión total y absoluta".

"No puede ser que en este país sea lo mismo matar a uno que a cinco que a mil", ha denunciado la presidenta del Colectivo de Víctimas de Terrorismo del País Vasco, Covite.

Rubén Múgica, hijo de Fernando Múgica, también ha opinado hoy que "el arrepentimiento del que algunos -etarras- hacen gala no es sino el medio con el que intentar burlar la ley para conseguir beneficios penitenciarios y acelerar su excarcelación".

Dos ministros han opinado también sobre esta excarcelación. El titular de Interior, Jorge Fernández Díaz, ha considerado que esto se produce por la derogación de la doctrina Parot, algo "muy lamentable" ya que a algunos etarras cada asesinato les ha salido por "nueve o diez meses de cárcel".

El ministro de Justicia, Rafael Catalá, ha defendido la reforma del Código Penal con la figura de la prisión permanente revisable para evitar que terroristas condenados a cientos o miles de años de prisión puedan "salir en unos pocos años sin que conste arrepentimiento y sin que se haya acreditado la rehabilitación".

Lasarte participó en siete atentados mortales, en dos como autor material y en otros cinco como cooperador necesario.

Apretó el gatillo el 27 de julio de 1994 contra el empresario José Manuel Olarte en un restaurante de San Sebastián y contra el jefe de la Policía Municipal de San Sebastián Enrique Nieto el 8 de julio de 1995, que falleció cuatro meses después.

Además, colaboró y facilitó información en los asesinatos del empresario José Antonio Santamaría; del sargento de la Guardia Municipal de San Sebastián Alfonso Morcillo; y del brigada del Ejército Mariano de Juan Santamaría, además de los de Gregorio Ordóñez y Fernando Múgica.

Fue condenado asimismo por otros atentados como el ametrallamiento del cuartel del Ejército del barrio donostiarra de Loyola (22 de mayo de 1995); el lanzamiento de dos granadas contra el Gobierno Civil de Gipuzkoa, en San Sebastián (19 de julio de 1995); el ataque al cuartel de la Guardia Civil en Arnedo, en La Rioja (17 de agosto de 1995) y el atentado contra la residencia de mandos del Ejército en San Sebastián en junio de 1998.

Su alejamiento de la disciplina etarra se hizo evidente con su expulsión del colectivo de presos de ETA el 4 de enero de 2010 y un año después fue trasladado a la cárcel alavesa de Zaballa, en Nanclares de la Oca, donde entró a formar parte de la llamada "vía Nanclares", destinada a terroristas arrepentidos.

En ella se entrevistó con Consuelo Ordóñez, que dijo que no podría perdonarle "jamás" porque el que tendría que hacerlo -su hermano- estaba muerto.

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