La titular del Juzgado de Instrucción número 4 de Gijón, que ha dictado una orden de prisión provisional, comunicada y sin fianza para el hombre acusado de un presunto envenenamiento de catorce ex compañeros de trabajo en una sidrería gijonesa, le imputa 14 delitos de tentativa de homicidio, sin perjuicio de que en el transcurso de la Instrucción esta calificación pudiera modificarse.
El Tribunal Superior de Justicia de Asturias ha informado en un comunicado de que el hombre, A.A.F.F., vecino de Gijón pero natural de Ciaño (Langreo), fue puesto a disposición judicial como detenido, el martes 5 de febrero. Se acogió a su derecho a no declarar y fue trasladado al Centro Penitenciario de Villabona.
LOS HECHOS
Los hechos se remontan a mayo de 2011 cuando falleció en la propia sidrería el que entonces era su propietario. El forense encargado del caso certificó como causa muy probable de la muerte una parada cardiorrespiratoria compatible con infarto de miocardio, no viendo motivo para practicar una autopsia, y así se lo trasladó al juez correspondiente.
La familia, que en ningún momento manifestó anormalidad alguna en la situación anterior del finado, trasladó únicamente a la autoridad judicial su intención de incinerar el cuerpo, y ante el informe forense, el juez lo autorizó, llevándose a cabo en los plazos habituales y, por tanto, quedando cerrada la causa por ese fallecimiento.
No es hasta Septiembre de 2012 cuando la Policía Nacional de Gijón comunica al Juzgado de Guardia correspondiente, que un grupo de empleados de una determinada sidrería se había presentado en sus dependencias manifestando que creían que un compañero de trabajo les estaba envenenando.
Relataron los síntomas que llevaban 6 o 7 años padeciendo cíclicamente 14 empleados del bar y aportaron un frasco que habían conseguido encontrar entre las pertenencia de dicho individuo. Asimismo, manifestaron la posible relación del infarto de su anterior jefe con el envenenamiento, y apuntaron que las únicas dos personas que nunca habían tenido sus síntomas, habían sido el hombre y su pareja.
Ya con la autoridad judicial al tanto, la Policía envió el frasco con la sustancia al Instituto Nacional de Toxicología para su análisis, que determinó posteriormente que la sustancia era cianamida cálcica, y se llamó a declarar, aun en sede policial y como testigos, a todos los empleados de la sidrería, incluido el ahora imputado y su pareja.
La Instrucción siguió su curso desde entonces con la aportación de diversas pruebas testificales y documentales, hasta el lunes pasado en que la magistrada encargada del caso instó a la Policía a la detención del hombre que ya había sido despedido de su trabajo en el establecimiento el pasado mes de noviembre, para su posterior puesta a disposición judicial.
LOS HECHOS
Los hechos se remontan a mayo de 2011 cuando falleció en la propia sidrería el que entonces era su propietario. El forense encargado del caso certificó como causa muy probable de la muerte una parada cardiorrespiratoria compatible con infarto de miocardio, no viendo motivo para practicar una autopsia, y así se lo trasladó al juez correspondiente.
La familia, que en ningún momento manifestó anormalidad alguna en la situación anterior del finado, trasladó únicamente a la autoridad judicial su intención de incinerar el cuerpo, y ante el informe forense, el juez lo autorizó, llevándose a cabo en los plazos habituales y, por tanto, quedando cerrada la causa por ese fallecimiento.
No es hasta Septiembre de 2012 cuando la Policía Nacional de Gijón comunica al Juzgado de Guardia correspondiente, que un grupo de empleados de una determinada sidrería se había presentado en sus dependencias manifestando que creían que un compañero de trabajo les estaba envenenando.
Relataron los síntomas que llevaban 6 o 7 años padeciendo cíclicamente 14 empleados del bar y aportaron un frasco que habían conseguido encontrar entre las pertenencia de dicho individuo. Asimismo, manifestaron la posible relación del infarto de su anterior jefe con el envenenamiento, y apuntaron que las únicas dos personas que nunca habían tenido sus síntomas, habían sido el hombre y su pareja.
Ya con la autoridad judicial al tanto, la Policía envió el frasco con la sustancia al Instituto Nacional de Toxicología para su análisis, que determinó posteriormente que la sustancia era cianamida cálcica, y se llamó a declarar, aun en sede policial y como testigos, a todos los empleados de la sidrería, incluido el ahora imputado y su pareja.
La Instrucción siguió su curso desde entonces con la aportación de diversas pruebas testificales y documentales, hasta el lunes pasado en que la magistrada encargada del caso instó a la Policía a la detención del hombre que ya había sido despedido de su trabajo en el establecimiento el pasado mes de noviembre, para su posterior puesta a disposición judicial.
