La madre de la niña que murió en el atentado de ETA contra la casa cuartel de Santa Pola (Alicante) en 2002 miro fijamente ayer a los supuestos asesinos de su hija tras declarar en el juicio que se sigue contra ellos y les llamó 'asesinos, cobardes e hijos de puta'.
La reacción de Toñi Santiago provocó que el presidente del tribunal de la Audiencia Nacional que juzga a los etarras Andoni Otegi y Oscar Zelarain, Fernado García Nicolás, le llamara la atención, pese a entender, dijo, la situación por la que 'está pasando' la testigo. No fue esta la única advertencia del magistrado, ya que durante la declaración de Toñi Santiago, que entre lágrimas y muy afectada relató cómo ocurrió el atentado el 4 de agosto de 2002, se giró al recordar que cuando bajaba las escaleras de su casa tras la explosión del coche-bomba sólo gritaba: '¡hijos de puta!'. Para terminar su declaración, Santiago, que sigue en tratamiento psicológico, reclamó justicia: 'dejo en sus manos que los asesinos no se vuelvan a cruzar con otra criatura'.'A mí el atentado no me quitó ni una pierna ni dos dedos, a mí me quitó el alma y el corazón. Tengo que continuar, tengo que seguir, dijo.