ESPAÑA

En política, pasado se conjuga en presente

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photo_camera Susana Díaz.

Conjugar tiempos verbales en política es un lío. Dijo Susana Díaz que la gente quiere que vuelva el PSOE, pero "no el pasado", y puede que sea cierto, pero a veces, muchas veces, en la política española, hablar en pasado significa hablar en presente

La presidenta del PSOE andaluz, Susana Díaz, se refería a Pedro Sánchez. A sus 45 años recién cumplidos (nació un 29 de febrero, pero cuando el año no es bisiesto celebra sus "cumples" el 28), el ex secretario general del PSOE aspira a quitarse el "ex" del currículum para volver a liderar un partido metido ya en primarias.

No se sabe aún cuándo anunciará Díaz que se presenta (se da por hecho en su partido) para evitar que los socialistas vuelvan al pasado de "Pedro Sánchez", o ya puestos, al de "Patxi López", pues el dirigente vasco, si se trata de mirar atrás, también tiene historia.

Así que el conflicto en el PSOE podría resumirse así: candidatos que pretenden dilucidar en tiempo presente quién se convierte en pasado para que su partido hable en futuro. Un lío.

Para líos, el de Cataluña, y no sólo por el desarrollo y los dos únicos desenlaces posibles del proceso independentista: referéndum (en septiembre o más adelante) sí; o referéndum (ni en septiembre ni nunca) no.

Crece la impresión de que pase lo que pase, habrá elecciones y de que uno de los candidatos a presidir la Generalitat será ni más ni menos que Artur Mas.

Por ser breve: entró en la Generalitat como conseller en 1995, fue "conseller en cap" en 2001, ganó las elecciones de 2003 pero no pudo gobernar, ganó las elecciones de 2006 pero tampoco pudo gobernar, ganó las de 2010 y esa vez sí pudo gobernar y ganó las de 2012 y también consiguió gobernar. Los comicios de 2015 le retiran, pero ¿de qué?

Porque, a finales de ese año, Mas dio un paso atrás gracias a que tres letras (CUP) dinamitan sus 25 años de carrera política al no apoyarle en la investidura.

Pero ahora, un año después, medita su regreso, de forma que el debate que se ha instalado en su partido, actualmente llamado PDeCAT, es el mismo que el del PSOE, aunque más sigiloso: ¿volver al pasado es ir al futuro?

El PP circulará durante los próximos cuatro meses por sus congresos regionales y las disputas entre pasados que vuelven y pasados que se resisten a serlo ya son inevitables.

Por ejemplo, en Baleares, uno de los candidatos a liderar el partido es el expresidente autonómico José Ramón Bauzá, quien tras perder las elecciones de 2015 se bajó del tren de la política para refugiarse en el Senado. Ahora, regresar es su objetivo.

En el PP de Cantabria, el expresidente de la región Ignacio Diego aspira a seguir de líder a pesar de las sonoras resistencias de un sector de dirigentes y militantes (el ministro Íñigo de la Serna entre ellos) que quieren acabar con su "pasado" como sea.

José Antonio Monago ha sido el único presidente del PP en Extremadura y se ha fijado una meta: volver a ser el único presidente del PP en Extremadura.

Si lo consigue, emularía al actual, el socialista Guillermo Fernández Vara, otro ejemplo de pasado que se convierte en presente para asfaltar el futuro, ya que perdió las elecciones de 2011 ante Monago y recuperó el poder en 2015, también ante Monago.

Miguel Ángel Revilla tiene 64 años y es presidente de Cantabria. Aunque nunca ha ganado las elecciones, ha gobernado la comunidad durante dos legislaturas, de 2003 a 2007 y de 2007 a 2011, y gobierna ahora la tercera de su cuenta.

La Presidencia se le escapó de 2011 a 2015, ¿y saben por culpa de quién? De Ignacio Diego.

Los tiempos políticos miran tanto al pasado que a veces se olvidan del futuro. Recuerden que Francisco Álvarez Cascos, tras apearse de la política en 2004, fue presidente de Asturias en 2011.

Sólo Mariano Rajoy resiste esas dicotomías del pasado y del futuro. Tan intemporal es su liderazgo que la aparente oposición interna va cayendo como fruta madura (véase José María Aznar o el estatus actual de Esperanza Aguirre).

En 1999 se estrenó una película, titulada "Magnolia", en cuyo guión puede leerse: "Puede que hayamos acabado con el pasado, pero el pasado no ha acabado con nosotros".

Varios políticos españoles podrían decirla.

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